Números 16:15 - Nueva Biblia Española (1975) Moisés se enfureció y dijo al Señor: No aceptes sus ofrendas. Ni un burro he recibido de ellos ni he hecho mal a ninguno. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Moisés se enojó mucho y le dijo al Señor: «¡No aceptes sus ofrendas de grano! Yo no les he quitado ni siquiera un burro, ni jamás he lastimado a ninguno de ellos». Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés se enojó mucho y dijo a Yavé: 'No mires su ofrenda, no les he quitado nada, ni siquiera un burro, ni les he hecho daño a ninguno de ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Moisés se enardeció en gran manera, y dijo a YHVH: No aceptes su ofrenda. Yo no he tomado de ellos ni un asno, y a ninguno de ellos he hecho mal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Moisés se enojó sobremanera y dijo a Yahveh: '¡No aceptes su oblación! Ni siquiera un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he inferido el menor daño'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su presente; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal. |
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las losas y las rompió al pie del monte.
Los sacrificios del malvado son execrables, y mucho más si los ofrece con cálculo.
Después dijo a Córaj: Mañana, tú y tus secuaces se presentarán al Señor, y también Aarón con ellos.
Pues yo les digo: Todo el que trate con coraje a su hermano será condenado por el tribunal; el que lo insulte, será condenado por el Consejo; el que lo llame renegado será condenado al fuego del quemadero.
Echándoles en torno una mirada de ira, dolido desu obcecación, le dijo al hombre: Extiende el brazo. Lo extendió y su brazo quedó normal.
Porque el hecho de predicar el evangelio no es para mí un motivo de orgullo, ése es mi destino, ¡pobre de mí si no lo anunciara!
Mi orgullo es el testimonio de mi conciencia; ella me asegura que trato con todo el mundo, y no digamos con ustedes, con la sinceridad y candor que Dios da, y no por saber humano, sino por gracia de Dios,
Hágannos un hueco: a nadie ofendimos, a nadie arruinamos, a nadie explotamos.
Si se indignan, no lleguen a pecar, que la puesta del sol no les sorprenda en su enojo;
Ustedes son testigos, y Dios también, de lo impecable, honrado y sin falta que fue nuestro proceder con ustedes los creyentes;