Marcos 3 - Nueva Biblia Española (1975)1 Y entró de nuevo en la sinagoga. Estaba allí un hombre con un brazo paralizado. 2 Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y acusarlo. 3 Jesús le dijo al hombre del brazo paralizado: Levántate y ponte ahí en medio. 4 Ya ellos les preguntó: ¿Qué está permitido en sábado: hacer bien o hacer daño; salvar una vida o matar? Se quedaron callados. 5 Echándoles en torno una mirada de ira, dolido desu obcecación, le dijo al hombre: Extiende el brazo. Lo extendió y su brazo quedó normal. 6 Nada más salir, los fariseos se pusieron a planear contra él con los herodianos para acabar con él. 7 Pero Jesús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al lago. 8 Una gran muchedumbre de Galilea, de Judea y Jerusalén, de Idumea y TransJordania y de las cercanías de Tiro y Sidón, una muchedumbre enorme, que se había ido enterando de todo lo que hacía, acudió a él. 9 El encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una barca, no lo fuera a atrepellar el gentío; 10 pues, como había curado a tantos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. 11 Y los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él gritando: Tú eres elHijo de Dios. 12 Pero él les prohibía severamente que lo hicieran público. 13 Mientras subía a la montaña fue llamando a los que el tenía pensados y se reunieron con él. 14 Designó a doce para que estuvieran a su lado y para enviarlos a predicar 15 con poder de expulsar a los demonios. 16 Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien puso de sobrenombre Pedro, 17 Santiago Zebedeo y su hermano Juan, a quienes puso de sobrenombre Boanerges (los Truenos), 18 Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Tadeo, Simón el Fanático' 19 y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. 20 Fue a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no le dejaban ni comer. 21 Al enterarse sus parientes fueron a echarle mano, pues se decía que había perdido el juicio. 22 También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, iban diciendo que tenía dentro a Belcebú, y que expulsaba a los demonios con poder del jefe de los demonios. 23 El los llamó y les puso estas comparaciones: ¿Cómo es posible que Satanás esté expulsando a Satanás? 24 Si un reino se divide, ese reino no puede mantenerse en pie; 25 si una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie. 26 Pues si Satanás se ha levantado contra sí mismo y se ha dividido, no podrá mantenerse en pie, le ha llegado su fin. 27 Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y llevarse sus bienes si primero no lo ata; entonces podrá llevarse todo lo de la casa. 28 Les aseguro que todo se les podrá perdonar a los hombres, las ofensas y cualquier insulto que pronuncien; 29 pero quien insulte al Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, carga con un pecado perpetuo. 30 Es que iban diciendo que tenía dentro un espíritu inmundo. 31 Llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le mandaron recado para llamarle. 32 Tenía gente sentada alrededor, y le dijeron: Oye, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. 33 El les contestó: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y paseando la mirada por los que estaban sentados en corro a su alrededor, dijo: Aquí tienen a mi madre y mis hermanos. 35 El que pone por obra el designio de Dios ése es hermano mío y hermana y madre. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.