Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de familia le han puesto de apodo Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!
Juan 7:12 - Nueva Biblia Española (1975) La gente hablaba mucho de él, cuchicheando. Unos decían: Es buena persona. Otros, en cambio: No, que extravía a la gente. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. Biblia Nueva Traducción Viviente Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»; Biblia Católica (Latinoamericana) Corrían muchos comentarios sobre él entre la gente. Unos decían: 'Es muy buena persona. Otros replicaban: 'En absoluto, ése está engañando al pueblo. La Biblia Textual 3a Edicion Y había mucho murmullo entre las multitudes° respecto a Él, pues unos decían: Es bueno; otros decían: No, sino que engaña a la gente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Había entre la gente muchos comentarios acerca de él. Unos decían: 'Pues es un hombre de bien'. [Pero] otros replicaban: 'No; sino que está engañando al pueblo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y había gran murmuración acerca de Él entre el pueblo; porque unos decían: Es bueno; y otros decían: No, sino que engaña al pueblo. |
Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de familia le han puesto de apodo Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!
Aunque estaban deseando echarle mano, tuvieron miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
y le dijeron: Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor, estando en vida, anunció: 'A los tres días resucitaré'.
Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas a mi insigne? Nadie tan insigne como el único Dios.
Jesús gritó muy fuerte: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Y dicho esto, expiró.
Sus conocidos se mantenían a distancia, y también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, y que estaban mirando.
El hombre bueno, de la bondad que almacena en su corazón saca el bien, y el malvado, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón lo habla la boca.
Todos quedaron atemorizados y alababan a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aquellos hombres, al ver la señal que había realizado, decían: Ciertamente éste es el Profeta, el que tenía que venir al mundo.
Oyeron los fariseos estos cuchicheos de la gente y, entonces, los sumos sacerdotes y los fariseos mandaron guardias a prenderlo.
Les replicaron los fariseos: ¿Es que también ustedes se han dejado engañar?
Le replicaron: ¿Es que también tú eres de Galilea? Estudia y verás que de Galilea no surge ningún profeta.
Algunos de los fariseos comentaban: Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no guarda el sábado. Otros, en cambio, decían: ¿Cómo puede un hombre, siendo pecador, realizar semejante señales? Y estaban divididos.
como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor.
Cierto, con dificultad se dejaría uno matar por una causa justa; con todo, por una buena persona quizá afrontaría uno la muerte.