Juan 17:1 - Nueva Biblia Española (1975) Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora: manifiesta la gloria de tu Hijo, para que el Hijo manifieste la tuya. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; Biblia Nueva Traducción Viviente Después de decir todas esas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que él, a su vez, te dé la gloria a ti. Biblia Católica (Latinoamericana) Dicho esto, Jesús elevó los ojos al cielo y exclamó: 'Padre, ha llegado la hora; ¡glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti!' La Biblia Textual 3a Edicion Estas cosas habló Jesús, y levantando sus ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que el° Hijo te glorifique a ti, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así habló Jesús. Y levantando sus ojos al cielo, dijo: 'Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique a ti. |
Como una golondrina estoy piando, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Volvió por tercera vez, y les dijo: ¿Así que durmiendo y descansando? ¡Basta ya, ha llegado la hora! Miren, este Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
El recaudador, en cambio, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; no hacía más que darse golpes de pecho diciendo: '¡Dios mío!, ten compasión de este pecador'.
A diario estaba en el templo con ustedes y no me echaron mano. Pero ésta es su hora, cuando mandan las tinieblas.
Al oírlo, dijo Jesús: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que por ella se manifieste la gloria del Hijo de Dios.
Entonces quitaron la losa. Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: Gracias, Padre, por haberme escuchado.
Jesús les respondió: Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria de este Hombre.
Era antes de la fiesta de Pascua. Sabiendo Jesús que había llegado su hora, la de pasar del mundo éste al Padre, él que había amado a los suyos que vivían en medio del mundo, les demostró su amor hasta el extremo.
Miren, se acerca la hora, y ya está aquí, de que se dispersen cada uno por su lado y a mí me dejen solo; aunque yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Intentaron entonces prenderlo, pero nadie le puso la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.
Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que le dieran su adhesión; pues aún no había Espíritu, porque aún no se había manifestado la gloria de Jesús.
Estas palabras las dijo enseñando en el Tesoro, en el templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Por medio de él confían en Dios que lo resucitó de la muerte y lo glorificó; así la fe y esperanza de ustedes están puestas en Dios.