Hechos 3 - Nueva Biblia Española (1975)1 Un día subían Pedro y Juan al templo al tiempo de la oración de media tarde, 2 cuando vieron traer a un tullido de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la Puerta Hermosa del templo, para que pidiera limosna a los que entraban. 3 Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. 4 Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: Míranos. 5 Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. 6 Pedro le dijo: Plata y oro no tengo, lo que tengo te lo doy: en nombre de Jesús Mesías, el Nazareno, echa a andar. 7 Agarrándolo de la mano derecha, lo incorporó. En el acto se le fortalecieron las piernas y los tobillos, 8 se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. 9 La gente lo vio andar alabando a Dios 10 y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la Puerta Hermosa, quedaron asombrados y desconcertados ante lo sucedido. 11 Mientras el hombre seguía agarrado a Pedro y a Juan, la gente, asombrada, fue corriendo al pórtico de Salomón, donde ellos estaban. 12 Pedro, al ver a la gente, les dirigió la palabra: Israelitas, ¿por qué se extrañan de esto?, ¿por qué nos miran como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro propio poder o virtud? 13 El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. 14 Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino; 15 mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, nosotros somos testigos. 16 Como este que ustedes ven aquí y que conocen ha tenido fe en él, él le ha dado vigor; esta fe lo ha dejado completamente sano como han visto todos. 17 Sin embargo, hermanos, sé que lo hicieron por ignorancia, y sus jefes lo mismo; 18 pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los Profetas: que su Mesías tenía que padecer. 19 Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que se borren sus pecados; 20 a ver si el Señor manda los tiempos del consuelo y les envía el Mesías que les estaba destinado, es decir, a Jesús. 21 El cielo tiene que retenerlo hasta que llegue la restauración universal que Dios anunció por boca de los santos Profetas antiguos. 22 Moisés dijo: 'El Señor Dios suscitará entre sus hermanos un profeta como yo; harán caso de todo lo que les diga, 23 y quien no haga caso al profeta será excluido del pueblo'. 24 Y todos los Profetas, desde Samuel en adelante, hablaron también anunciando estos días. 25 Son ustedes los herederos de los Profetas y de la alianza que hizo Dios con sus padres, cuando le dijo a Abrahán: 'Tu descendencia será la bendición de todas las razas de la tierra”. 26 Por ustedes en primer lugar suscitó Dios a su siervo y lo envió para que les trajera esa bendición, con tal que se aparten cada uno de sus pecados. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.