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Génesis 1:16 - Nueva Biblia Española (1975)

E hizo Dios las dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas.

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Biblia Reina Valera 1960

E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios hizo dos grandes luces: la más grande para que gobernara el día, y la más pequeña para que gobernara la noche. También hizo las estrellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas: la más grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche, e hizo también las estrellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

E hizo ’Elohim las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día, y la lumbrera menor para regir la noche.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para regir el día y la lumbrera menor para regir la noche; y también las estrellas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.

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Génesis 1:16
22 Tagairtí Cros  

y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo para alumbrar a la tierra. Y así fue.


Mirando al sol resplandeciente o a la luna caminar con esplendor,


entre la aclamación unánime de los astros de la mañana y los vítores de los ángeles?


alábenlo, sol y luna; alábenlo, estrellas lucientes,


alaben el nombre del Señor, porque él lo mandó y quedaron creados;


Asoma por un extremo del cielo y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor.


Tuyo es el día, tuya la noche, tú colocaste la luna y el sol;


con la boca de un niño de pecho. Has cimentado un alcázar frente a tus adversarios, para reprimir al enemigo y al rebelde.


Las estrellas del cielo y las constelaciones no destellan su luz, se entenebrece el sol al salir, la luna no irradia su luz.


La Cándida se sonrojará, se avergonzará el Ardiente, cuando reine el Señor de los ejércitos en el Monte Sión, en Jerusalén, glorioso delante de su senado.


Alcen los ojos a lo alto y miren: ¿Quién creó aquello? El que cuenta y despliega su ejército ya cada uno lo llama por su nombre: tan grande es su poder, tan robusta su fuerza, que no falta ninguno.


artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto.


Así dice el Señor que establece el sol para iluminar el día, el ciclo de la luna y las estrellas para iluminar la noche, que agita el mar y mugen sus olas -su título es Señor de los ejércitos-:


Sol y Luna se detienen en su morada a la luz de tus flechas que cruzan, al brillo del relámpago de tu lanza.


Inmediatamente después de la angustia de aquellos días el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán'.


Desde el mediodía hasta la media tarde, toda aquella tierra estuvo en tinieblas.


Hay diferencia entre el resplandor del sol, el de la luna y el de las estrellas; y tampoco las estrellas brillan todas lo mismo.


Al levantar los ojos al cielo y ver el sol, la luna y las estrellas, el ejército entero del cielo, no te dejes arrastrar a prosternarte ante ellos para darles culto; pues el Señor, tu Dios, se los ha repartido a todos los pueblos bajo el cielo.


La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.