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Éxodo 3:18 - Nueva Biblia Española (1975)

Ellos te harán caso, y tú, con las autoridades de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le dirán: El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Los ancianos de Israel aceptarán tu mensaje. Entonces tú y los ancianos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Así que permítenos, por favor, hacer un viaje de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los jefes de Israel te harán caso y, con ellos te presentarás al rey de Egipto. Tú le dirás: El Dios de los hebreos, Yavé, nos salió al encuentro: deja que caminemos tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yavé, nuestro Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y ellos atenderán a tu voz. Luego entrarás tú, y los ancianos de Israel ante el rey de Egipto, y le diréis: YHVH, Dios de los hebreos, se nos ha aparecido. Ahora pues, permite que hagamos camino de tres jornadas por el desierto, y ofrezcamos sacrificios para YHVH nuestro Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ellos escucharán tu palabra, y tú, con los ancianos de Israel, irás al rey de Egipto, y le diréis: 'Se nos ha aparecido Yahveh, el Dios de los hebreos. Por tanto, deja que vayamos camino de tres días por el desierto para ofrecer sacrificios a Yahveh, nuestro Dios'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová, el Dios de los hebreos, nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.

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Éxodo 3:18
40 Tagairtí Cros  

El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.


Un fugitivo vino y se lo contó a Abrán el Hebreo, que acampaba junto al encinar de Mambré el Amorreo, pariente de Escol y Anér, aliados de Abrán.


Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante.


Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy Dios Todopoderoso. Procede de acuerdo conmigo y sé honrado,


E hizo un esfuerzo y se incorporó en la cama. Jacob dijo a José: Dios Todopoderoso, el que se me apareció en Almendral, en tierra de Canaán, me bendijo


Los judíos, por gracia de Dios, cumplieron unánimes lo que el Señor había dispuesto por orden del rey y de las autoridades.


'Tu familia es de nobles; el día de tu nacimiento', en el atrio sagrado, te di a luz, como a rocío del seno de la aurora'.


Moisés y Aarón se presentaron al Faraón y le dijeron: Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí y a dejar marchar a mi pueblo para que me rinda culto?


El Señor respondió a Moisés: Pasa delante del pueblo, acompañado de las autoridades de Israel, empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y camina; yo te espero allí, junto a la roca de Horeb.


Aquel día, al cumplir tres meses de salir de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí:


Allí me encontraré contigo, y desde encima de la placa, en medio de los querubines del arca de la alianza, te diré todo lo que tienes que mandar a los israelitas.


Respondió Dios: Yo estoy contigo, y ésta es la señal de que yo te envío: que cuando saques al pueblo de Egipto, ustedes darán culto a Dios en esta montaña.


Vete, reúne a las autoridades de Israel y diles: El Señor Dios de sus padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Los tengo presentes y veo cómo los tratan los egipcios.


Parte de él lo machacarás hasta reducirlo a polvo y lo pondrás delante del arca de la alianza, en la tienda del encuentro, donde me encontraré contigo. Será para ustedes sacrosanto.


Colocarás el altar delante de la cortina que tapa el arca de la alianza y delante de la placa que cubre el arca de la alianza, donde me encontraré contigo.


Moisés replicó: ¿Y si no me creen ni me hacen caso, y dicen que no se me ha aparecido el Señor?


Israel es mi hijo primogénito, y yo te ordeno que dejes salir a mi hijo para que me sirva; si te niegas a soltarlo, yo daré muerte a tu hijo primogénito.


En un refugio del camino, el Señor le salió al paso para darle muerte.


El pueblo creyó, y al oír que el Señor se ocupaba de los israelitas y se fijaba en su opresión, se inclinaron y se postraron.


Después Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: Así dice el Señor Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo, para que celebre mi fiesta en el desierto.


Replicaron ellos: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro: tenemos qué hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios; de lo contrario, nos herirá con peste o espada.


Y dile: El Señor, Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con este encargo: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto en el desierto; hasta ahora no me has hecho caso.


el Señor dijo a Moisés: Preséntate al Faraón, y dile: Así dice el Señor: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto.


Dijo el Señor a Moisés: Madruga mañana, preséntate al Faraón cuando sale hacia el río y dile: Así dice el Señor: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto;


Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana sucederá este signo.


El Señor dijo a Moisés: Preséntate al Faraón y háblale: Así dice el Señor, Dios de los hebreos: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto.


El Señor dijo a Moisés: Madruga mañana, preséntate al Faraón y dile: Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto.


Sales al encuentro del que practica gozosamente la justicia y tiene presentes tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas, y seremos salvos.


Ve, grita, que lo oiga Jerusalén: Así dice el Señor: Recuerdo tu cariño de joven, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierra yerma.


en vez de preguntar: ¿Dónde está el Señor? El que nos sacó de Egipto y nos condujo por el desierto, por estepas y barrancos, tierra sedienta y sombría, tierra que nadie atraviesa, que ninguno habita.


y escuchando lo que les dicen mis siervos los profetas, que yo les envío sin cesar, aunque ustedes no escuchan,


Colóquenlas en la tienda del encuentro, ante el documento de la alianza que he hecho con ellos.


te obedeceremos a ti igual que obedecíamos a Moisés. Basta que el Señor esté contigo como estuvo con él.