pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.
1 Corintios 15:3 - Nueva Biblia Española (1975) Lo que les transmití fue, ante todo, ¡o que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; Biblia Nueva Traducción Viviente Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Biblia Católica (Latinoamericana) En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras;' La Biblia Textual 3a Edicion Porque primeramente os entregué lo que también recibí: Que el Mesías murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque primeramente os he entregado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras; |
pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.
Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte.
¡Arriba, espada, contra mi pastor, contra mi ayudante! -oráculo del Señor- de los ejércitos-. Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas; volveré mi mano contra los zagales.
Este Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de ese que va a entregar a este Hombre! Más le valdría a ese individuo no haber nacido.
que esto es la sangre de la alianza mía, que se derrama por todos para el perdón de los pecados.
Entonces Jesús les dijo: ¡Qué torpes son ustedes y qué lentos para creer lo que anunciaron los profetas!
Al día siguiente, mirando a Jesús que venía hacia él, dijo: Mirad el cordero de Dios, el que va a quitar el pecado del mundo.
Pablo, según su costumbre, se presentó allí y por tres sábados discutió con ellos. Apoyándose en la Escritura,
pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los Profetas: que su Mesías tenía que padecer.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: 'Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Dios nos lo ha puesto delante como lugar donde, por medio de la fe, se expían los pecados con su propia sangre. Así demuestra Dios que no fue injusto si dejó impunes con su tolerancia los pecados del pasado,
entregado por nuestros delitos y resucitado para nuestra rehabilitación.
Los felicito porque siempre me recuerdan y porque mantienen las tradiciones como se las transmití.
Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor se lo transmití a ustedes: que el Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan,
Al que no tenía que ver con el pecado, por nosotros lo cargó con el pecado, para que nosotros, por su medio, obtuviéramos la rehabilitación de Dios.
porque tampoco a mí me la ha transmitido ni enseñado ningún hombre, sino una revelación de Jesús como Mesías.
que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este perverso mundo presente, conforme al designio de Dios nuestro Padre.
El Mesías nos rescató de la maldición de la Ley, haciéndose por nosotros un maldito, pues dice la Escritura: 'Maldito todo el que cuelga de un palo';
La derramó sobre nosotros por medio de su Hijo querido, el cual, con su sangre, nos ha obtenido la liberación, el perdón de los pecados; muestra de su inagotable generosidad.
y vivan en mutuo amor, igual que el Mesías les demostró su amor entregándose por ustedes, ofreciéndose a Dios como sacrificio fragante.
Porque todo sumo sacerdote se escoge siempre entre los hombres y se le establece para que los represente ante Dios y ofrezca dones y sacrificios por los pecados.
Por ese motivo se ve obligado a ofrecer sacrificios por sus propios pecados como por los del pueblo.
El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado los sufrimientos por Cristo y los triunfos que seguirían.
El en su persona subió nuestros pecados a la cruz, pata que nosotros muramos a los pecados y vivamos para la honradez: 'sus llagas los curaron'.
Porque también el Mesías sufrió una vez por los pecados, el inocente por los culpables, para llevarnos a Dios; sufrió la muerte en su cuerpo, pero recibió vida por el Espíritu.
que expía nuestros pecados, y no sólo los nuestros, sino también los del mundo entero.
y de parte de Jesús el Mesías, el testigo fidedigno, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados,