1 El Señor dirigió otra vez la palabra a Jonás: 2 Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli, y anuncia lo que yo te digo. 3 Se levantó Jonás y fue a Nínive, como le mandó el Señor. Nínive era una gran metrópoli, tres días hacían falta para recorrerla. 4 Jonás se fue adentrando en la ciudad y caminó un día entero pregonando: ¡Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada! 5 Creyeron a Dios los ninivitas, proclamaron un ayuno y se vistieron de sayal pequeños y grandes. 6 Cuando el mensaje llegó al rey de Nínive, se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó en el polvo 7 y mandó al heraldo proclamar en Nínive un decreto real y de la corte: Hombres y animales, vacas y ovejas no prueben bocado, no pasten ni beban; 8 cúbranse de sayal hombres y animales. Invoquen fervientemente a Dios; que cada cual se convierta de su mala vida y de sus acciones violentas. 9 A ver si Dios se arrepiente, cesa el incendio de su ira y no perecemos. 10 Vio Dios sus obras y que se habían convertido de su mala vida, y se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.