1 Vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se agotó el furor de Dios. 2 Vi también una especie de mar de vidrio mezclado de fuego; en la orilla del mar de vidrio estaban de pie los que habían triunfado de la fiera; de su estatua y de la cifra de su nombre; con cítaras que Dios les había dado 3 cantaban el cántico de Moisés el siervo de Dios y el cántico del Cordero diciendo: Grandes y admirables son tus obras, Señor Dios, soberano de todo; justo y verdadero tu proceder, rey de las naciones. 4 ¿Quién no te respetará?, ¿Quién no dará gloria a tu nombre, si sólo tú eres santo? Todas las naciones vendrán a postrarse ante ti, porque tus justas sentencias se han promulgado. 5 Después, en la visión, se abrió en el cielo el santuario de la tienda del encuentro 6 y salieron del santuario los siete ángeles que llevaban las siete plagas, vestidos de lino puro resplandeciente y ceñidos con fajas doradas a la altura del pecho. 7 Uno de los cuatro vivientes repartió a los siete ángeles siete copas de oro llenas hasta el borde del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8 EL humo de la gloria de Dios y de su potencia llenó el santuario; nadie podía entrar en él hasta que no se terminaran las siete plagas de los siete ángeles. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.