1 Sin matar a nadie, se llevaron cautivos a las mujeres y los vecinos, chicos y grandes, y arreando los rebaños se volvieron por su camino. - 2 David y sus hombres llegaron al pueblo y se lo encontraron incendiado y sus mujeres e hijos llevados cautivos. 3 Gritaron y lloraron hasta no poder más. 4 Las dos mujeres de David, Ajinoán, la yezraelita, y Abigail, la esposa de Nabal, el de La Vega, también habían caído prisioneras. 5 David se encontró en un gran apuro, porque la tropa, afligida por sus hijos e hijas, hablaba de apedrearlo. Pero confortado por el Señor, su Dios, 6 ordenó al sacerdote Abiatar: Acércame el efod. Abiatar se lo acercó, 7 y David consultó al Señor: ¿Persigo a esa banda? ¿Los alcanzaré? El Señor le respondió: Persíguelos. Los alcanzarás y recuperarás lo robado. 8 Entonces David marchó con sus seiscientos hombres; pero al llegar a la vaguada de Besor, se quedaron doscientos, demasiado cansados para pasar la vaguada, 9 y David continuó la persecución con cuatrocientos hombres. 10 Encontraron a un egipcio en el campo y se lo llevaron a David; le dieron pan para comer y agua para beber 11 y un poco de un pan de higos, más dos racimos de uvas pasas; con la comida recobró las fuerzas, porque llevaba tres días y tres noches sin comer ni beber. 12 David le preguntó: ¿De quién eres y de dónde vienes? El muchacho egipcio respondió: Soy esclavo de un amalecita; mi amo me abandonó porque me puse malo hace tres días. 13 Habíamos hecho una incursión por la parte sur de los quereteos, de Judá y de Caleb, e incendiamos Sicelag. 14 David le dijo: ¿Puedes guiarme hasta esa banda? El muchacho respondió: Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, yo te guiaré hasta esa banda. 15 Los guió. Los encontraron desparramados por todo el campo, banqueteando y festejando el rico botín tomado en el país filisteo y en Judá. 16 David los estuvo machacando desde el amanecer hasta la tarde. Los exterminó sin que escapara nadie, fuera de cuatrocientos muchachos que huyeron a lomo de camello. 17 David recobró todo lo que habían robado los amalecitas, incluidas sus dos mujeres. 18 No les faltó nada, ni chico ni grande, hijos o hijas; David recuperó todo lo que les habían robado. 19 Tomaron todas las ovejas y bueyes, y los bueyes se los presentaron a David, diciendo: Esta es la parte que le toca a David. 20 Después volvió David a donde estaban los doscientos hombres que, demasiado cansados para seguirlo, se habían quedado en la vaguada de Besor. Salieron a recibir a David y a su gente, y cuando llegaron, los saludaron. 21 Pero entre los hombres de David, algunos mezquinos dijeron: Por no haber venido con nosotros, no les damos del botín recuperado, sino sólo su mujer y sus hijos a cada uno; que los tomen y se marchen. 22 Pero David dijo: No hagan eso, camaradas, después que el Señor nos ha dado la victoria, nos ha protegido y nos ha entregado esa banda que nos había atacado. 23 En eso nadie estará de acuerdo con ustedes, 'porque tocan a partes iguales el que baja al campo de batalla y el que queda vigilando el equipaje'. 24 Aquel día David estableció esta norma para Israel, y ha estado en vigor hasta hoy. 25 Cuando entró en Sicelag, David mandó parte del botín a los concejales de Judá y a sus amigos: 26 los concejales de Betul, los de Rama del Sur, los de Yatir, 27 los de Aroer, los de Sifemot, los de Estemó, 28 los de La Vega y a los de las ciudades de los quenitas, 29 a los de Exterminio y a los de Pozodehumo, a los de Atac, 30 a los de Hebrón y a los de todas las localidades por donde anduvo David con su gente, 31 y lo acompañó con estas palabras: Aquí tienen un obsequio del botín tomado a los enemigos del Señor. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.