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Eclesiastés 5:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 No te apresures, ni con la boca ni con el corazón, a hacer promesas delante de Dios; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Si estás muy preocupado, te pones a soñar; si prometes demasiado, dirás lo que no conviene.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 No te des prisa con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra ante Ha-’Elohim, porque Ha-’Elohim está en los cielos y tú en la tierra, por tanto, sean pocas tus palabras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 De los muchos afanes nacen los sueños, y de las muchas palabras las necedades.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 No te des prisa con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú en la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

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Eclesiastés 5:2
21 Referencias Cruzadas  

Abraham dijo: —Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme así al Señor, yo que apenas soy polvo y ceniza.


Abraham volvió a insistir: —No se enoje mi Señor, pero permítame seguir hablando. Tal vez se encuentren solo treinta. —No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó él.


Abraham volvió a decir: —No se enoje mi Señor, pero permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren solo diez. —Aun por esos diez no la destruiré —respondió él por última vez.


Luego Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, si me da alimento y ropa para vestirme,


Y esta piedra conmemorativa que yo erigí será casa de Dios y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».


Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer todo cuanto quiere.


El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua.


Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido.


Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina;


sus primeras palabras son necedades y las últimas, terribles locuras.


De las muchas ocupaciones brotan los sueños y de las muchas palabras, las tonterías.


En medio de tantos sueños de vanidad y palabrerías, muestra temor a Dios.


«Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!


»Si alguien hace uno de esos juramentos que se acostumbra a hacer a la ligera, y sin saberlo jura hacer bien o mal, ha pecado. Pero al darse cuenta, será culpable de haber hecho ese juramento.


Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.


»Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.


Y prometió bajo juramento: —Te daré cualquier cosa que me pidas, aun cuando sea la mitad de mi reino.


Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de dominar todo su cuerpo.


Y Jefté hizo una promesa solemne al Señor: «Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos,


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