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Eclesiastés 5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022


Hay que cumplir las promesas

1 Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal.

2 No te apresures, ni con la boca ni con el corazón, a hacer promesas delante de Dios; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras.

3 De las muchas ocupaciones brotan los sueños y de las muchas palabras, las tonterías.

4 Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus promesas:

5 Es mejor no hacer promesas que hacerlas y no cumplirlas.

6 No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero del Templo que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices y destruir el fruto de tu trabajo?


Futilidad de las riquezas

7 En medio de tantos sueños de vanidad y palabrerías, muestra temor a Dios.

8 Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto y, por encima de ellos, hay otros altos oficiales.

9 Pero es provechoso para el país que el rey esté al servicio del campo.

10 Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es vanidad!

11 Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos?

12 El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir.

13 He visto un mal terrible bajo el sol: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño

14 y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle.

15 Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.

16 Esto es una terrible desgracia: tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto en busca del viento?

17 Toda su vida come en tinieblas, en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos.

18 Esto es lo que he comprobado: que en la vida bajo el sol lo mejor es comer, beber y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.

19 Además, a quien Dios concede abundancia y riquezas, también concede comer de ellas, así como tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.

20 Y como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.

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