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Cantares 7:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 y como el buen vino tu boca! ¡Corra el vino hacia mi amado, y le resbale por labios y dientes!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Que tus besos sean tan apasionantes como el mejor de los vinos... Sí, vino que le desciende suavemente a mi amante, que fluye delicadamente sobre los labios y los dientes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Me dije: subiré a la palmera, míos son esos racimos de dátiles. ¡Sean tus pechos como racimos de uvas y tu aliento como perfume de manzanas!

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y el cielo de tu boca como el vino generoso, Que de mi amado fluye suavemente, Y hace mover apaciblemente los labios de los que duermen.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Yo me dije: 'Subiré a la palmera, cogeré sus racimos'.

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Cantares 7:9
18 Referencias Cruzadas  

Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.


No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa, ni en la suavidad con que se desliza;


Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante.


Su paladar es la dulzura misma; ¡todo él es un encanto! ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, mujeres de Jerusalén!


Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta! «Hermana, amada mía; preciosa paloma mía, ¡déjame entrar! Mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi pelo».


Haced todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despertéis del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos.


Evitad toda conversación obscena. Por el contrario, que vuestras palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes las escuchan.


Que vuestra conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabréis cómo responder a cada uno.


Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.


Entonces oí una voz del cielo, que decía: «Escribe: Dichosos los que de ahora en adelante mueren en el Señor». «Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus fatigosas tareas, pues sus obras los acompañan».


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