Cantares 7 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹ Vuelve, vuelve, Sulamita, vuelve, vuelve: queremos contemplarte. ¿Qué veis en la Sulamita cuando danza entre dos coros?

² ¡Qué lindos son tus pies con sandalias de princesa! Las curvas de tus caderas son collares, hechura de la mano de un artista.

³ Tu ombligo una copa redonda donde no faltan vinos aromáticos. Tu vientre, montoncito de trigo circundado de azucenas.

⁴ Tus dos pechos, cervatillos mellizos de la cierva.

⁵ Tu cuello, como torre de marfil; tus ojos, las albercas de Jesbón, a las puertas del Bat Rabín. Tu nariz es semejante a la torre del Líbano que mira hacia Damasco.

⁶ Tu cabeza erguida como el Carmelo; tus guedejas, como la púrpura real, recogidas en trenzas.

⁷ ¡Qué bella y qué agraciada! ¡Qué delicioso tu amor!

⁸ Tu talle es comparable a la palmera, tus pechos a racimos.

⁹ Yo me dije: 'Subiré a la palmera, cogeré sus racimos'.

¹⁰ Sean tus pechos cual racimos de la vid, y el olor de tu aliento como el de manzanas; tu boca, como el vino más gustoso, que va directamente hacia el amado, fluyendo por los labios y los dientes.

¹¹ Yo soy para mi amado, él me busca con pasión.

¹² Ven, mi amado, salgamos a los campos: pasaremos la noche en las aldeas,

¹³ iremos de mañana a los viñedos, para ver si las vides ya germinan, si los pámpanos abren, si florecen los granados. Allí te entregaré yo mi amor.