Versículos Bíblicos

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79 Versículos de la Biblia sobre el Poder de la Oración

La oración del Justo puede mucho, un Cristiano que ora, sabe que su Dios tiene el poder para intervenir en cualquiera que fuese su situación. Orar es hablar con Dios, es tener la confianza de expresarle al señor tus sentimientos con un corazón completamente desnudo, que sabe que no tiene cosa alguna la cual pueda aparentar, porque déjame decirte que es precisamente allí donde surgen las cosas maravillosas, cuando te quiebras en la presencia de tu Padre que te ama, él presta atención a tu clamor y se manifiesta en cualquiera que fuese la necesidad que tengas. Una persona que no ora, no tiene relación con El Espíritu Santo y viene a ser presa fácil del enemigo para el devorarla, por lo tanto, tu vida diaria debe depender del Poder que hay en la oración, es precisamente cuando te postras a los pies de Jesús que reconoces su poderío y autoridad y por tal razón empiezas a ver como todas las cosas a tu alrededor empiezan a cambiar. La oración es una de las armas más poderosas que tenemos. ¡Nuestras oraciones tienen mucho poder!
Dios usa tus oraciones para moverse y realizar milagros. Recuerda que sirves al Dios todopoderoso. Pide con fe, pide a menudo y espera la intervención de Dios. 
El poder de la oración no viene de ti. El poder está en Jesús; él es quien responde a la oración y hace realidad lo que parece humanamente imposible. ¡Pero cuidado! La oración es un pedido, no una exigencia o un mandato a Dios. Jesús atiende la oración cuando es una que glorifica al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.
(Juan 14:13-14)

Oración

¡Padre bueno y fiel a ti sea la gloria y la honra! Vengo a ti por medio de mi Señor Jesucristo, te doy gracias porque la oración es el arma más poderosa para resolver cualquier problema y la llave que abre todas las puertas. Señor Jesús, ayúdame a ser constante y orar en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, enséñame a velar y levantarme como intercesor/a, haciendo vallado a favor de mi familia, de mi nación y de mis hermanos de la Fe. Señor que hombres y mujeres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contiendas, sino unidos perseverando en la oración y velando en ella con acción de gracia, porque la oración eficaz del justo puede mucho. Yo reprendo todo lo que quiera frenar y neutralizar mi oración y la de tu Iglesia. ¡En el nombre de Jesús, Amén!