La depravación de la sociedad y la pérdida de los valores sucede de manera acelerada en nuestros días. Ante un panorama cada vez más adverso, los cristianos deseamos y clamamos al Señor que avive Su obra en nuestro tiempo (Hab 3:2). Un avivamiento podría definirse como una obra sobrenatural del Espíritu Santo sobre los creyentes, ya sea individual o colectivamente, la cual provoca una cambio de por vida caracterizado por una fuerte convicción de pecados que conduce al arrepentimiento y a la renovación del compromiso con el Señor. En las Escrituras, y a lo largo de la historia, podemos ver grandes avivamientos que nos recuerdan que Dios sigue estando en control, sobre todo. Aunque cada uno ocurrió en momentos particulares y los contextos no siempre guardan similitudes, hay ciertas características bíblicas que nos ayudan a discernir cuándo un avivamiento es genuino o no, por ejemplo: Un avivamiento inicia con la predicación de la Palabra de Dios y no solo eso, también, un avivamiento incluye el arrepentimiento y la confesión de pecados. Cuando Dios aviva a su pueblo a través de su palabra, trae arrepentimiento y confesión de pecados como respuesta a la predicación, un avivamiento produce servicio en santidad dentro de la iglesia local. Habacuc 3:2 “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia”.
Y bendíjolos Di-s, y díjoles Di-s: 'Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.'