Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
El amor es paciente y benigno; el amor no tiene celos ni envidia; el amor no es presumido ni vanidoso;
Mirad cómo crecen los lirios, que no trabajan ni hilan; sin embargo, ni aun el mismo Salomón con toda su gloria pudo vestirse como uno de ellos.
Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio.
En cualquier caso, con la ayuda de Cristo, que me da fortaleza y poder, estoy preparado para hacer lo que sea necesario.
Lo que vosotros, en primer lugar, debéis hacer es buscar el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será añadido.
No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios.
En cambio, cuando el Espíritu Santo dirige nuestra vida, produce en nosotros frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
manÍsedumbre y templanza, cosas contra las cuales no existe ninguna ley.
Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación.
La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve.
Y pensad esto: que solamente por gracia sois salvos mediante la fe en Cristo. No lo sois por vuestros propios merecimientos, sino tan sólo como un don de Dios,
pues la salvación no se obtiene por la bondad de nuestras obras, para que nadie tenga de qué jactarse.
No os preocupéis por nada, pero orad sin cesar, suplicando a Dios por vuestras necesidades y no olvidando darle gracias por todo.
Hacedlo así, y la paz de Dios, que supera toda capacidad humana de comprensión, guardará vuestros pensamientos y vuestro corazón unidos a Cristo Jesús.
Depositad en Dios todas vuestras ansiedades, porque él nunca dejará de cuidar de vosotros.
Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles
Recordad que toda tentación o toda prueba que os sobrevenga es cosa humana; pero recordad también que Dios, en su fidelidad, no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis soportar, sino que, al llegar las pruebas, él os dará la forma de salir de ellas. Las fiestas idólatras y la Cena del Señor
y enseñadlos a guardar todas las cosas que os he mandado. Y sabed que yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.
Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídasela a Dios, porque él la da con liberalidad a cuantos se la piden, y no hace ninguna clase de reproches.
Que si confiesas con tus labios que Jesús es el Señor, y si crees de corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, te salvarás.
Sed entre vosotros bondadosos y compasivos, y perdonaos unos a otros recordando siempre que también Dios os perdonó a vosotros en Cristo.
Porque la palabra de Dios es viva y poderosa, más cortante que cualquier espada de doble filo; penetra hasta dividir el alma y el espíritu, las coyunturas y las médulas, y enjuicia nuestros más íntimos pensamientos y propósitos.
Y estoy seguro de que Dios, que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que regrese Jesucristo.
Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y esta vida verdadera que ahora vivo es el resultado de mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a muerte por mí.
porque, como sabéis, la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna que nos ofrece en Cristo Jesús Señor nuestro.
Porque el Espíritu con que Dios nos ha dotado no es de cobardía, sino de fortaleza, amor y dominio de uno mismo.
Pues bien, así es como debe alumbrar vuestra luz ante la gente, para que, al ver la bondad de vuestras obras, todos glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. El cumplimiento de la ley
Dicho esto, os recuerdo también que vuestra fortaleza ha de emanar del gran poder del Señor, que está en vosotros.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis resistir con firmeza las asechanzas del diablo,
Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, podemos estar seguros de que él, que es absolutamente fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
Ante todo esto, ¿qué podríamos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?
Todo lo que hayáis de hacer, hacedlo lo mejor posible y con alegría, como si vuestro trabajo fuera para el Señor y no para los hombres.
No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde los ladrones entran a robar.
Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen y donde los ladrones no entran a robar.
Porque donde tengáis vuestro tesoro, allí tendréis también el corazón.
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque si lo hacemos sin desmayar, a su tiempo cosecharemos ricas bendiciones.
Pero, a pesar de todo, nuestra victoria es total y definitiva gracias al amor de Jesucristo.
Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa.
A Dios, que es poderoso para hacer todas las cosas y actuar en nosotros mucho más eficazmente de lo que podemos pedir y entender,
Tengámonos siempre presentes los unos a los otros, procurando estimularnos al amor y las buenas obras.
No dejemos de congregarnos (como algunos tienen por costumbre), para animarnos y exhortarnos los hermanos mutuamente, en especial ahora, cuando ya podéis ver que se acerca el día del regreso del Señor.
Por lo cual no nos damos nunca por vencidos, pues aunque nuestra naturaleza física se va desgastando exteriormente, nuestro ser interior, espiritual, se renueva y fortalece de día en día.
Que el gozo de la esperanza en Cristo presida vuestra vida; que soportéis con paciencia los momentos de angustia, y que la oración esté siempre en vuestros labios y en vuestro corazón.
Portaos sabiamente con los de afuera, aprovechando al máximo cada oportunidad que se os presente.
¿O quizá desprecias el tesoro de su benignidad, paciencia y aguante, olvidando que él te ha estado dando tiempo para que te apartes de tus pecados, y que con su bondad quiere conducirte a que te arrepientas?
Permitidme ahora, hermanos, que todavía os diga esto: prestad la máxima atención posible a todo lo que sea verdadero, noble, justo, puro, amable, honesto y digno de encomio; esto es, ocupaos en todo lo que es virtuoso y merece alabanza,
Os aconsejo que vuestra conducta sea conforme al Espíritu Santo, y que no obedezcáis a los impulsos de nuestra naturaleza pecadora.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por nuestra unión con Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos!
y tres veces me ha respondido: 'Con mi gracia tienes bastante, porque mi poder se hace más evidente cuando actúa sobre la debilidad humana'. Por tanto, de buena gana seguiré presumiendo de mis debilidades más que de ninguna otra cosa, porque por medio de ellas actúa en mí el poder de Cristo.
Huid de la avaricia y contentaos con lo que ya tenéis, pues el Señor dijo: 'No te desampararé ni te dejaré'.
procuro alcanzar la meta y recibir el premio celestial al que Dios me ha llamado por medio de Cristo Jesús.
y estamos seguros de que Dios nos escuchará siempre que le pidamos algo de acuerdo con su voluntad.
No permitáis que en vosotros reine el pecado y se adueñe de vuestro cuerpo mortal; no le obedezcáis ni os rindáis a sus perversos deseos.
Y no dejéis que parte alguna de vuestro cuerpo se entregue al pecado como instrumento de maldad, sino entregaos por entero a Dios, puesto que juntamente con Cristo habéis resucitado de entre los muertos. Poned por tanto vuestros cuerpos en las manos de Dios, para que él os use como instrumentos útiles para sus propósitos de justicia.
para que con vuestra vida y conducta honréis al Señor, agradándole en todo, llevando siempre frutos de bondad y creciendo cada día en el conocimiento de Dios.
Esta esperanza cierta de salvación es para nuestra vida como un ancla segura y firme, que traspasa el velo y penetra hasta el interior,
Procura con la mayor diligencia presentarte aprobado delante de Dios, como obrero que no tiene de qué avergonzarse porque sabe analizar y exponer correctamente la palabra de Dios.
Jesús le contestó: Esto está escrito: 'No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios'.
Así pues, hermanos míos, con el pensamiento puesto en la inagotable misericordia de Dios, os ruego que le presentéis vuestro cuerpo como un sacrificio vivo y santo, entregado por entero a su servicio. Esta será vuestra más auténtica manera de rendirle culto.
No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios.
Si os amáis los unos a los otros, el mundo tendrá la prueba de que verdaderamente sois mis discípulos.