La vida es una sucesión de altibajos, emocionales, sin embargo Dios nos llama a ser como los árboles plantados junto a un río, cuya estabilidad permite que sus hojas no caigan sin importar las inclemencias el tiempo. Cuando pasamos por momentos de desánimo y aflicción, sentimos que nunca podremos salir de allí. Afortunadamente, Dios en su infinita misericordia, siempre trae palabras de aliento, su palabra nos ayudan a levantarnos, solo debemos tener un corazón dispuesto a Él y pronto pasaremos esos momentos difíciles. Dios está contigo no estás solo, Dios sanará todas tus heridas y te llenará de gozo. Esperamos en Cristo que puedas sentir ese refrigerio necesario del espíritu Santo en tu vida, y oramos para que Dios aliente tu corazón y vivifique tus fuerzas.
No os preocupéis por nada, pero orad sin cesar, suplicando a Dios por vuestras necesidades y no olvidando darle gracias por todo. Hacedlo así, y la paz de Dios, que supera toda capacidad humana de comprensión, guardará vuestros pensamientos y vuestro corazón unidos a Cristo Jesús.
Depositad en Dios todas vuestras ansiedades, porque él nunca dejará de cuidar de vosotros.
De modo que no os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus preocupaciones. Bástenle a cada día sus propios problemas.
Mi paz os dejo, mi paz os doy; pero la paz que yo os doy no es como la que ofrece el mundo. No estéis, pues, preocupados ni temerosos.
Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio.
Huid de la avaricia y contentaos con lo que ya tenéis, pues el Señor dijo: 'No te desampararé ni te dejaré'. De este modo podremos afirmar sin temor alguno, con plena seguridad: 'El Señor es quien me ayuda; no tendré miedode lo que pueda hacerme el hombre'.
Porque el Espíritu con que Dios nos ha dotado no es de cobardía, sino de fortaleza, amor y dominio de uno mismo.
Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y de corazón humilde; así encontraréis descanso para vuestra alma, porque mi yugo es suave y leve mi carga.
Y reine en vuestro corazón la paz de Cristo, porque en ella fuisteis llamados a ser miembros de su cuerpo, que es la iglesia. Y sed agradecidos.
El amor no deja lugar al temor, porque cuando el amor alcanza su perfección, desplaza al temor. El que teme es aquel que espera recibir alguna suerte de castigo, esto es, aquel en cuyo corazón el amor no es una realidad perfecta.
Y él, mi Dios, de las riquezas de su gloria y en virtud de la obra de Cristo Jesús, suplirá cualquier cosa que a vosotros os falte.
Ante todo esto, ¿qué podríamos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque si lo hacemos sin desmayar, a su tiempo cosecharemos ricas bendiciones.
Por eso os digo: No os preocupéis por lo que habéis de comer o beber para sustentaros, o por la ropa con que habéis de vestir vuestro cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan comida en un granero; sin embargo, vuestro Padre celestial les da el alimento que necesitan. Pues bien, ¿no valéis vosotros más que ellas? Además, ¿quién de vosotros, por mucho que se preocupe, logrará añadirle a su vida un solo día?
Recordad que toda tentación o toda prueba que os sobrevenga es cosa humana; pero recordad también que Dios, en su fidelidad, no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis soportar, sino que, al llegar las pruebas, él os dará la forma de salir de ellas. Las fiestas idólatras y la Cena del Señor
y tres veces me ha respondido: 'Con mi gracia tienes bastante, porque mi poder se hace más evidente cuando actúa sobre la debilidad humana'. Por tanto, de buena gana seguiré presumiendo de mis debilidades más que de ninguna otra cosa, porque por medio de ellas actúa en mí el poder de Cristo.
Permitidme ahora, hermanos, que todavía os diga esto: prestad la máxima atención posible a todo lo que sea verdadero, noble, justo, puro, amable, honesto y digno de encomio; esto es, ocupaos en todo lo que es virtuoso y merece alabanza,
¿Cuánto puede valer un par de pájaros? ¡Muy poco dinero! Sin embargo, ni uno solo de ellos cae a tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. Pues vosotros sabed que hasta el último de vuestros cabellos está contado; por tanto no tengáis miedo, pues más valéis vosotros que muchos pájaros.
Que el gozo de la esperanza en Cristo presida vuestra vida; que soportéis con paciencia los momentos de angustia, y que la oración esté siempre en vuestros labios y en vuestro corazón.
Con esa confianza acerquémonos al trono de la gracia, que es el trono de Dios, a fin de hallar gracia y auxilio para el momento oportuno.
Que la alegría presida vuestra vida. Nunca dejéis de orar. Dad gracias en todo momento y circunstancia, porque esto quiere Dios de quienes pertenecen a Cristo Jesús.
Por eso estoy convencido de que nada ni nadie: ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y autoridades que gobiernan este mundo, ni el temor al presente o al futuro, ni lo más alto ni lo más profundo, ni ninguna de las cosas creadas, podrán apartarnos del amor de Dios revelado en Cristo Jesús Señor nuestro.
A Dios, que es poderoso para hacer todas las cosas y actuar en nosotros mucho más eficazmente de lo que podemos pedir y entender,
Y estoy seguro de que Dios, que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que regrese Jesucristo.
¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre lleno de misericordia y Dios de todo consuelo! Él nos da siempre el aliento que necesitamos para superar toda tribulación y para que, de la misma manera que él nos anima y consuela, también nosotros seamos capaces de consolar a otros que se encuentren atribulados.
De igual manera, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra humana debilidad; porque ni siquiera sabemos qué debemos pedir ni cómo pedirlo, y es el Espíritu Santo el que ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído en sus promesas, podemos disfrutar de verdadera paz con él merced a lo que nuestro Señor Jesucristo hizo en nuestro favor.
Mantengamos con firmeza, sin vacilar, el testimonio de la esperanza de nuestra salvación; pues Dios, que hizo la promesa, es absolutamente fiel y no dejará de cumplirla.
pero, en todo caso, si tenéis que padecer mientras tratáis de actuar justamente, ¡dichosos vosotros! No permitáis, por lo tanto, que nadie os intimide ni intranquilice con su hostilidad,
y estamos seguros de que Dios nos escuchará siempre que le pidamos algo de acuerdo con su voluntad. Sabemos, pues, que él nos escucha cuando le presentamos nuestras peticiones, y también sabemos, sin ninguna duda, que responderá a lo que le hayamos pedido.
El pecado no ha de volver a dominaros, pues ahora no estáis ya sujetos a la ley, bajo la cual el pecado os esclavizó, sino que sois libres y objeto de la gracia y la misericordia de Dios. Esclavos de la justicia
En cambio, cuando el Espíritu Santo dirige nuestra vida, produce en nosotros frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, manÍsedumbre y templanza, cosas contra las cuales no existe ninguna ley.
Vigilad con atención para permanecer siempre fieles al Señor. Portaos varonilmente y esforzaos en su obra.
Lo que vosotros, en primer lugar, debéis hacer es buscar el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será añadido.
Pero, a pesar de todo, nuestra victoria es total y definitiva gracias al amor de Jesucristo.
Hacedlo así, y la paz de Dios, que supera toda capacidad humana de comprensión, guardará vuestros pensamientos y vuestro corazón unidos a Cristo Jesús.
De todos modos os exhorto a que viváis como es propio del evangelio de Cristo, para que, tanto si voy a veros otra vez como si no, siempre oiga decir que permanecéis firmes, participando de un mismo espíritu, unidos en la misma lucha en pro de la fe del evangelio
Cristo nos ha hecho libres. Permaneced, pues, en vuestra libertad, y no os dejéis sujetar otra vez a la esclavitud de la ley.
Dios, que es el dador de toda paciencia y aliento, os ayude a vivir en perfecta armonía, de acuerdo con todo lo que Cristo Jesús nos enseñó.
No os preocupéis por nada, pero orad sin cesar, suplicando a Dios por vuestras necesidades y no olvidando darle gracias por todo.
A esa sabiduría se refieren las Escrituras al decir:'Cosas que nadie vio ni nadie oyó jamás y que nadie pudo ni siquiera imaginar,son las que Dios ha preparado para los que le aman'.
No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios.
No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde los ladrones entran a robar. Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen y donde los ladrones no entran a robar. Porque donde tengáis vuestro tesoro, allí tendréis también el corazón.
Pero después que hayáis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna por medio de Jesucristo, os restaurará y dará seguridad, os fortalecerá y afianzará vuestra fe.
Compartid, pues, vuestras cargas y problemas, obedeciendo así el mandato de nuestro Señor.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: