A los que persisten en pecar, corr gelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás.
Toda la Escritura está inspirada por Dios y es útil para ense ar, para reprender, para corregir, para instruir en la virtud.
De esta manera, el hombre de Dios estará bien formado y bien pertrechado para toda obra buena.
(3a)¡Andad, pues, con cuidado! (3b) Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.
Hermanos, en el caso de que alguno fuera sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, procurad, con esp ritu de mansedumbre, que se levante, con la mirada puesta en ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Si tu hermano comete una falta, ve y repréndelo a solas tú con él. Si te escucha, ya te has ganado a tu hermano.
Pero, si no te escucha, toma todav a contigo a uno o dos, para que todo asunto se decida sobre el testimonio de dos o tres testigos;
si no les hace caso, d selo a la comunidad. Y si tampoco a la comunidad le hace caso, sea para ti como un pagano o un publicano.
Si alguno no acepta las instrucciones que en esta carta os damos, se aladlo y no tengáis trato con él, a ver si le da vergüenza.
Pero no lo tratéis como a enemigo, sino corregidle como a hermano.
Si tu hermano comete una falta, ve y repréndelo a solas tú con él. Si te escucha, ya te has ganado a tu hermano.
Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, increpa, exhorta, con toda comprensión y sin cejar en la ense anza.
Lo que ahora os escribo es que no os juntéis con uno que, llamándose hermano, sea libertino, o avaro, o idólatra, o calumniador, o borracho, o ladrón: con estos tales, ni comer.
adherido firmemente a la palabra auténtica, conforme a la ense anza recibida, para que as también él sea capaz de exhortar con una ense anza saludable y refutar a los contrarios.
Hermanos m os, si alguno de entre vosotros se desv a de la verdad y otro lo convierte,
sabed que quien convierte a un pecador de su errado camino se salvará de la muerte y cubrirá muchedumbre de pecados.
Pues, ¿por qué meterme yo a juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a los que vosotros juzgáis?
A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad de entre vosotros al perverso.
En un primer momento, la corrección no parece agradable, sino dolorosa; pero, a la larga, reporta a los que en ella han sido ejercitados un apacible fruto de justicia.
Con el anciano no seas duro, sino dir gete a él como a un padre, a los jóvenes, como a hermanos;
pues está al servicio de Dios para conducirte al bien. Pero, si haces el mal, teme; pues no en vano lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para castigar al que practica el mal.
La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza: ense aos y amonestaos mutuamente con toda sabidur a; cantad en vuestros corazones a Dios, con gratitud, salmos, himnos y cánticos espirituales.
Con respecto a vosotros, yo estoy, hermanos m os, personalmente convencido de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de toda clase de conocimiento y capacitados para exhortaros unos a otros.
¿Por qué te pones a mirar la paja en el ojo de tu hermano y no te fijas en la viga que tienes en el tuyo?
¿O cómo eres capaz de decirle a tu hermano: deja que te saque la paja del ojo, cuando tienes tú una viga en el tuyo?
¡Hipócrita! Sácate primero la viga del ojo, y entonces verás claro para poder sacar la paja del ojo de tu hermano.
Ante todo, tened amor sincero los unos a los otros, porque el amor disculpa todas las ofensas.
Jesús lo increpó, el demonio salió del muchacho y éste quedó curado desde aquel momento.
Viendo Jesús que aumentaba el concurso del pueblo, increpó al esp ritu impuro, diciéndole: 'Esp ritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él jamás'.
El o do que acepta una sana reprensión tiene su morada entre los sabios.
Quien rechaza la instrucción desprecia su vida, quien escucha la reprensión se hace sensato.
Mejor dos juntos que uno solo, porque logran mayor fruto de su trabajo.
Si caen, el uno levanta al otro; pero ¡ay del solo cuando cae! No tendrá quien lo levante.
pues antorcha es el precepto y luz la ense anza, y las amonestaciones son camino de vida,
que ese hombre sea entregado a Satanás, para que se destruya lo puramente humano y se salve el esp ritu el d a del Se or.
Ya es bastante castigo para él el que le ha impuesto la mayor a,
as que, ahora, más bien tenéis que perdonarlo y animarlo, para que no se sienta abrumado por la excesiva tristeza.
Por eso os ruego que le ratifiquéis enteramente vuestro amor.
Os ruego, hermanos, que estéis alerta frente a los que suscitan discordias y escándalos, en contra de la doctrina que aprendisteis. Apartaos de ellos.
Amaos cordialmente los unos a los otros con el cálido afecto de hermanos. En cuanto a la deferencia, tened por más dignos a los demás.
Os exhortamos, hermanos, a que reprendáis a los inquietos, animéis a los t midos, sostengáis a los débiles y seáis comprensivos para con todos.
Que el justo me golpee y el p o me reprenda; mas el aroma del malvado no perfume mi cabeza:
sino que, profesando la verdad en amor, crezcamos en todos sentidos hacia él, que es la cabeza, Cristo,
Al sabio de corazón se le llama inteligente, hablar con dulzura aumenta la persuasión.
As, pues, todos los que somos ya maduros, debemos tener estas aspiraciones; y si en algo experimentáis otros sentimientos, también esto os lo aclarará Dios.
Por tanto, si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar recuerdas all que tu hermano tiene algo contra ti,
deja all tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
¡Y a fe que es un testimonio verdadero! Razón de más para que los reprendas sin contemplaciones, a ver si recobran la salud de la fe
ahora me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque esa tristeza provocó vuestra conversión. Porque os entristecisteis según Dios, de modo que no sufristeis ningún da o por nuestra parte.
Pues la tristeza que es según Dios produce una conversión saludable, de la cual no hay que tener pesar; mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.
A éste anunciamos nosotros advirtiendo y ense ando a todos los hombres en toda sabidur a, para que podamos presentarlos a todos ellos como hombres perfectos en Cristo.
Mas la sabidur a de arriba es, ante todo, pura; luego, pac fica, moderada, indulgente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sincera.
Y no tengáis parte en las obras infructuosas de las tinieblas, sino todo lo contrario, denunciadlas.
Pero cuando llegó Cefas a Antioqu a me opuse a él abiertamente, porque era digno de reprensión.
Dediquémonos, por consiguiente, a lo que fomenta la paz y favorece la edificación común.
por el contrario, animaos mutuamente cada d a, mientras aquel hoy perdura, sin que ninguno de vosotros se endurezca por el enga o del pecado.
Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no lleva a la muerte, que pida y Dios le dará vida. - Se trata de los que cometen pecados que no llevan a la muerte. Hay pecado que lleva a la muerte, por el cual no pido oraciones. -
Os lo aseguro: todo lo que atéis en la tierra, atado será en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, desatado será en el cielo.
Mientras quise callar, mis huesos se gastaban en llanto todo el d a;
mientras tuve tu mano pesando d a y noche sobre m, mi humor se consum a en ardores de verano. Selah
El castigo del insolente hace sabio al ingenuo, la instrucción le aumenta al sabio el saber.
Timoteo, guarda el depósito que se te ha confiado y evita los discursos vac os y perniciosos y las contradicciones de la pretendida ciencia.
Algunos, por adherirse a ella, se han desviado de la fe. La gracia sea con vosotros.