La ofrenda es la acción de dar, la ofrenda es agradable ante los ojos de nuestro Dios. Cuando preparas tu ofrenda a Dios debes tomar en cuenta que debe ser lo mejor que tengas y sobre todo hacerlo con la mejor intención de corazón, debe ser gozoso y alegres pues Dios nos ha dado muchísimo más y aun cuando no lo merecemos, Dios ha bendecido en abundancia. Si das solamente lo que te sobra, ya sabes que la vida va a ser igual de generosa contigo. Debemos dar como si fuera para nosotros mismos, no con obligación ni tampoco para que nos sea devuelto. Debemos dar sin alardear, no buscando que se nos alabe por hacerlo. No debe saber nuestra mano izquierda lo que haga nuestra derecha. Nuestro señor ama al que da alegremente, porque Él conoce nuestros corazones. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 corintios 9:7) Ofrendar es dar como señal de adoración parte de lo que Dios nos dio primero. Cuando Dios da, lo hace de forma abundante y generosa. Así que cuando ofrendas de corazón abres las puertas para que Dios nos dé de forma sobreabundante. Mientras más das, más recibes.
pongo mi arco en las nubes para se al de la alianza entre yo y la tierra. Y cuando yo acumule nubes sobre la tierra, aparecerá el arco en las nubes, recordaré la alianza, que existe entre yo y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no se convertirán ya más en un diluvio que destruya toda carne.
En aquel d a hizo Yahveh alianza con Abrán, diciéndole: 'A tu posteridad entrego yo esta tierra desde el torrente de Egipto hasta el gran r o, el r o Éufrates:
Estableceré mi alianza contigo, y con tu posteridad después de ti, de generación en generación: una alianza perpetua, para ser yo tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra por donde caminas como peregrino, todo el pa s de Canaán en propiedad perpetua. Y yo seré su Dios'.
Ahora bien, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, seréis propiedad m a particular entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Vosotros seréis para m un reino de sacerdotes y una nación santa'. Éstas son las palabras que dirás a los israelitas'.
Tomó después el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, el cual exclamó: 'Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh y obedeceremos'. Tomó Moisés la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: 'Ésta es la sangre de la alianza que Yahveh ha concluido con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras'.
Yo me volveré hacia vosotros, yo os haré crecer y os multiplicaré y mantendré con vosotros mi alianza. Comeréis de la cosecha anterior, y tendréis que sacar fuera la cosecha a eja ya envejecida, para dar cabida a la nueva. Pondré mi morada en medio de vosotros y no sentiré hast o de vosotros. Caminaré en medio de vosotros, yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo.
Reconoce, pues, que sólo Yahveh, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que guarda la alianza y la benevolencia hasta mil generaciones para con los que le aman y guardan sus mandamientos;
No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón vas a entrar en posesión de su tierra, sino por la maldad de esas naciones; por eso las expulsará Yahveh, tu Dios, de delante de ti, y para que se cumpla la palabra que Yahveh juró a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob.
'Hoy todos vosotros estáis presentes ante Yahveh, vuestro Dios: vuestros jefes de tribu, vuestros ancianos, vuestros escribas, todos los hombres de Israel,
'Mira: hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Lo que yo te mando hoy es que ames a Yahveh, tu Dios, que sigas sus caminos, que guardes sus mandamientos, sus preceptos y sus normas, para que vivas y te multipliques, y Yahveh, tu Dios, te bendiga en el pa s en cuya posesión vas a entrar.
Él recuerda por siempre su alianza - palabra que ordenó por mil generaciones -, que pactó con Abrahán, que juró a Isaac, que estableció por ley para Jacob, para Israel como alianza eterna,
Porque las monta as se moverán y las colinas vacilarán, pero mi amor para contigo no se moverá y mi alianza de paz no vacilará, dice quien se apiada de ti, Yahveh.
Pues yo, Yahveh, amo el derecho, odio el robo con injusticia; les daré de verdad su recompensa y sellaré con ellos alianza eterna.
Mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que sellaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva alianza. No como la alianza que sellé con sus padres el d a en que los tomé de la mano para sacarlos del pa s de Egipto. Ellos rompieron mi alianza, y yo los traté como se or - oráculo de Yahveh -. Ésta será la alianza que sellaré con la casa de Israel, después de aquellos d as - oráculo de Yahveh -: Pongo mi ley en su interior y la escribo en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. No tendrá ya que ense arse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: 'Conoced a Yahveh', porque todos ellos me conocerán, desde el más peque o al más grande - oráculo de Yahveh -, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado'.
Haré con ellas una alianza de paz, y acabaré con los animales salvajes del pa s. Morarán seguras en el desierto y dormirán en los bosques.
Os daré un corazón nuevo y pondré en vuestro interior un esp ritu nuevo; quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré mi esp ritu en vuestro interior y haré que procedáis según mis leyes y guardéis mis normas y las cumpláis.
Mi alianza con él era la vida y la paz; y yo se las di, para que con temor me respetara y reverenciara mi nombre.
porque esto es mi sangre, la de la alianza, que va a ser derramada por todos, para perdón de los pecados.
Y después de cenar hizo lo mismocon la copa, diciendo: 'Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros].
Pero ahora, él ha obtenido un ministerio tanto más excelente cuanto que es también mediador de una alianza superior, legalmente instituida en virtud de promesas superiores. Porque, si aquella primera alianza hubiera sido perfecta, no se habr a producido una segunda.
Por eso, él es mediador de una nueva alianza, para que, habiendo intervenido una muerte que redime de los pecados cometidos durante la primera alianza, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Ésta será la alianza que sellaré con ellos después de aquellos d as - dice el Se or -: mis leyes pondré en su corazón y las escribiré en su conciencia, a ade: Y de sus pecados y sus iniquidades no me acordaré ya jamás.
Dijo Yahveh a Abrán: 'Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te indicaré. Yo haré de ti una nación grande; te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y tú mismo serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los linajes de la tierra'.
Ten a Abrán noventa y nueve a os cuando se le apareció Yahveh y le dijo: 'Yo soy El - Sadday; anda en mi presencia y sé perfecto. Estableceré mi alianza entre tú y yo, y te multiplicaré sin medida'.
y le dijo: 'Juro por m mismo - oráculo de Yahveh - que por haber hecho tú esto, por no haberme negado tu hijo, tu único hijo, te bendeciré copiosamente y multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo y como la arena de las orillas del mar; tu descendencia se adue ará de las ciudades de sus enemigos. Por haberme obedecido tú, todas las naciones de la tierra serán bendecidas en tu descendencia'.
Dijo después Yahveh a Moisés: 'Escribe estas palabras, porque a tenor de las mismas he concluido una alianza contigo y con Israel'. Moisés se quedó con Yahveh cuarenta d as y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua, y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras.
Yahveh, nuestro Dios, concluyó con nosotros una alianza en el Horeb. No concluyó Yahveh esta alianza con nuestros padres, sino con nosotros, los que vivimos y estamos aqu hoy.
que pactó con Abrahán, que juró a Isaac, que estableció por ley para Jacob, para Israel como alianza eterna,
'Congregad en mi presencia a mis devotos que con un sacrificio hicieron conmigo un pacto'.
Yahveh, tú eres mi Dios; yo te ensalzo y alabo tu nombre, porque has realizado planes admirables desde antiguo con fiel fidelidad;
Pero él era traspasado por nuestras rebeliones, aplastado por nuestras iniquidades. El castigo que nos val a la paz ca a sobre él y por sus cardenales éramos sanados.
Haré con ellos una alianza de paz; será una alianza eterna con ellos. Los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre.
No vayáis a pensar que vine a abolir la ley o los profetas; no vine a abolir, sino a dar cumplimiento. Porque os lo aseguro: antes pasarán el cielo y la tierra que pase una sola jota o una sola tilde de la ley sin que todo se cumpla.
Pues no fue por medio de una ley como le vino a Abrahán y a su descendencia la promesa de que él iba a ser heredero del mundo, sino mediante la justicia por la fe.
Hermanos, me serviré de un ejemplo de la vida humana: nadie anula o a ade algo al testamento de un hombre debidamente otorgado. Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su posteridad. La Escritura no dice 'y a sus descendencias', como si fueran muchas; sino como si fuera una sola: Y a tu descendencia, es decir, a Cristo.
Y si vosotros sois de Cristo, luego sois descendencia de Abrahán, herederos según la promesa.
Mas la gracia del Se or dura por siempre para los que le temen; su providencia llega a los hijos de los hijos,
Pues as dice Yahveh: a los eunucos que guardan mis sábados, eligen lo que yo quiero y se atienen a mi pacto, les daré en mi casa y en mis muros una marca y un nombre mejor que el de los hijos y las hijas. Un nombre les daré, que no se borrará.
Este d a será memorable para vosotros, y lo solemnizaréis con una fiesta a Yahveh. Celebraréis esta fiesta como institución perpetua para siempre'.
Respondió Yahveh: 'Yo concluiré una alianza. Realizaré a la vista de todo el pueblo maravillas como jamás se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna, para que todo el pueblo que te rodea vea la obra de Yahveh; porque es formidable lo que yo voy a hacer por medio de ti.
Guardaos, pues, de olvidar la alianza que Yahveh, Dios vuestro, ha concluido con vosotros, y de fabricaros imagen alguna o representación de cuanto Yahveh, tu Dios, te ha prohibido. Porque Yahveh, tu Dios, es fuego devorador, Dios celoso.
Si escucháis estas normas, las guardáis y las ponéis en práctica, Yahveh, tu Dios, a su vez, te guardará la alianza y la benevolencia que prometió bajo juramento a tus padres; te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tu vientre y los productos de tu suelo: tu trigo, tu mosto, tu aceite, las cr as de tus vacadas y la fecundidad de tus reba os, en la tierra que a tus padres juró darte.
Yahveh te establecerá como pueblo consagrado a él, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Yahveh, tu Dios, y andas por sus caminos. Todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Yahveh es invocado sobre ti y te temerán.
Las sendas del Se or son, todas ellas, de amor y de verdad para los que guardan su alianza y sus revelaciones.
en el momento favorable te atiendo, en el d a saludable te ayudo - te formo y te hago alianza del pueblo - para levantar el pa s, para heredar heredades desoladas,
Ésta será la alianza que sellaré con la casa de Israel, después de aquellos d as - oráculo de Yahveh -: Pongo mi ley en su interior y la escribo en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Pero recordaré mi alianza, la que hice contigo en los d as de tu juventud, y estableceré en favor tuyo una alianza eterna.
Sigo, pues, preguntando: ¿es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Ni pensarlo! Que también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjam n. ¡No! Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano reconoció por suyo. ¿O es que no sabéis qué dice la Escritura en la historia de El as? As interpela éste a Dios contra Israel:
Pero Dios los reprende cuando dice: Mirad que llegarán d as - dice el Se or - en que llevaré a cabo una nueva alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la alianza que sellé con sus padres el d a en que los tomé de la mano para sacarlos del pa s de Egipto. Porque ellos no permanecieron en mi alianza, también yo me desinteresé de ellos - dice el Se or. Ésta será la alianza que yo sellaré con la casa de Israel, después de aquellos d as - dice el Se or -: mis leyes pondré en su conciencia y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Genealog a de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará. Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz. Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, y Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Ur as, a Salomón. Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Ab as, Ab as engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Oz as, Oz as engendró a Jotán, Jotán engendró a Ajaz, Ajaz engendró a Ezequ as, Ezequ as engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Jos as, Jos as engendró a Jecon as y a sus hermanos cuando la deportación de Babilonia. Y después de la deportación de Babilonia, Jecon as engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaqu n, Eliaqu n engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aj n, Aj n engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob, Jacob engendró a José, el esposo de Mar a, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Por consiguiente, todas estas generaciones suman: de Abrahán hasta David, catorce; de David hasta la deportación de Babilonia, catorce; y de la deportación de Babilonia hasta Cristo, catorce.
tener misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santa alianza, de aquel juramento que juró a nuestro padre Abrahán de concedernos
Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con nuestros padres cuando dijo a Abrahán: Y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu descendencia.
Ellos son israelitas; a ellos pertenecen la adopción filial y la gloria y las alianzas y la legislación y el culto y las promesas; a ellos pertenecen los patriarcas, y de ellos procede, según la carne, Cristo; el cual está por encima de todo, Dios bendito para siempre. Amén.
Pues todas las promesas de Dios en Él se hicieron s. Por eso, cuando damos gloria a Dios, decimos por medio de Él nuestro 'Amén'.
En efecto, todos los que proceden de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo el que no mantenga en vigor las palabras de esta ley, y no lo lleva a la práctica. Porque es evidente que por la ley nadie es justificado ante Dios, ya que el justo por la fe vivirá; y la ley no procede de la fe, sino que: El que cumpla estas cosas, vivirá por ellas. Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero. Y esto, para que la bendición de Abrahán llegue en Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Esp ritu.
Con esto, el Esp ritu Santo da a entender que, mientras la primera parte esté en pie, no está aún abierto el camino que conduce al 'lugar sant simo'. Y esto es s mbolo dela situación actual, en la que se ofrecen dones y sacrificios que no pueden perfeccionar la conciencia del que oficia en el culto,
Y Yahveh te ha hecho decir hoy que serás su pueblo en propiedad, conforme él te hab a dicho, y que guardarás todos sus mandamientos.
Él revela sus planes a Jacob, sus preceptos y leyes a Israel. No hace as con otros pueblos, que ignoran sus mandatos. Aleluya.
Yahveh estaba de pie junto a él, y le dec a: 'Yo soy Yahveh, el Dios de Abrahán, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra sobre la que estás acostado te la daré a ti y a tu posteridad. Tu descendencia será como el polvo de la tierra; y te extenderás a occidente y a oriente, al septentrión y al mediod a, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra. Yo estoy contigo: te guardaré dondequiera que vayas, y te haré regresar a esta tierra. Porque no te dejaré hasta que haya realizado lo que te he dicho'.
Respondió Dios: 'Con toda certeza, Sara, tu mujer, te dará a luz un hijo, al que llamarás Isaac, y con él estableceré mi alianza como alianza perpetua para su posteridad después de él.
Llamo hoy por testigos contra vosotros al cielo y tierra de que te pongo delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Yahveh, tu Dios, escuchando su voz y allegándote a él, porque en eso está tu vida y la prolongación de tus d as, para que habites sobre la tierra que Yahveh juró dar a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob'.
mas eligió la tribu de Judá y el monte de Sión que él prefer a. Construyó como una altura el santuario y lo afirmó como la tierra, para siempre.
'En cuanto a m, dice Yahveh, ésta es mi alianza con ellos: Mi esp ritu que está sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia - dice Yahveh -, desde ahora y para siempre.'
Yo, Yahveh, seré su Dios y mi siervo David será pr ncipe en medio de ellas. Yo, Yahveh, lo he dicho.
Pues os digo que ya no beberé más de este producto de la vid hasta aquel d a en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre'.
' Bendito el Se or Dios de Israel, porque ha venido a ver a su pueblo y a traerle el rescate, y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,
porque esta promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos cuantos, estando lejos, el Se or nuestro Dios se dignare llamar'.
Pues no hay diferencia entre jud o y griego, ya que uno mismo es el Se or de todos, que prodiga sus riquezas para con todos los que lo invocan; y todo el que invoque el nombre del Se or se salvará.
Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.
Establezco, pues, mi alianza con vosotros, para que nunca más sea exterminada la vida por las aguas del diluvio, ni haya nunca más diluvio que destruya la tierra'.
'Por lo que a m toca, éste es mi pacto contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos. No se te llamará más Abrán. Tu nombre será Abrahán, porque te he constituido padre de una multitud de pueblos.
Por eso le daré las multitudes como parte suya, y con los poderosos repartirá el bot n, porque entregó su vida a la muerte y entre los delincuentes fue contado, pues llevó el pecado de muchos y por los delincuentes intercede.
as dice Yahveh: 'Si pudierais romper mi alianza con el d a y mi alianza con la noche, de modo que no hubiera d a ni noche a su debido tiempo, entonces podr a romperse mi alianza con mi siervo David, de modo que no tuviera un hijo que reinara sobre su trono, y con los sacerdotes levitas que me sirven.
Les daré un solo corazón e infundiré en ellos un esp ritu nuevo; quitaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Por eso la promesa es por la fe, para que lo sea como un don y quede asegurada para todos los descendientes, no sólo para los que proceden de la ley, sino también para los que proceden de la fe de Abrahán - que es padre de todos nosotros,
Hermanos, me serviré de un ejemplo de la vida humana: nadie anula o a ade algo al testamento de un hombre debidamente otorgado.
Pero cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para que rescatara a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción filial.
para los que guardan su alianza: los que tienen su ley en la memoria y la ponen por obra.
No vayáis a pensar que vine a abolir la ley o los profetas; no vine a abolir, sino a dar cumplimiento.
Ésta será la alianza que sellaré con ellos después de aquellos d as - dice el Se or -: mis leyes pondré en su corazón y las escribiré en su conciencia,
Dijo después Yahveh a Moisés: 'Escribe estas palabras, porque a tenor de las mismas he concluido una alianza contigo y con Israel'.
Y porque amó a tus padres y escogió después de ellos a su descendencia, te sacó de Egipto yendo delante de ti con su gran fortaleza, arrojando de delante de ti a naciones más grandes y más poderosas que tú, para introducirte en su tierra y entregártela en heredad, como lo hace en este d a.
Yo establezco por siempre su semilla, su trono, como los d as de los cielos. Si sus hijos se apartan de mi ley y no siguen mis juicios, si profanan mis mandatos y no guardan mis preceptos,
Haz memoria, Se or, de tus misericordias y tus gracias, pues ellas son de siempre. Mis errores de joven y mis culpas, ésos no los recuerdes: acuérdate de m según tu amor, en gracia a tus bondades.
Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad. Y ésta será, por mi parte, la alianza con ellos, cuando yo haya quitado sus pecados.
Al que en sus primogénitos azotó el Egipto, pues su amor es eterno, y condujo a Israel de en medio de ellos, pues su amor es eterno, con mano dura y con tendido brazo, pues su amor es eterno.
Mirad a mi siervo, a quien yo eleg; a mi predilecto, en quien se complace mi alma. Sobre él pondré mi esp ritu, y él dictará equidad a las naciones.
sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, recibida de vuestros padres, no con cosas corruptibles, plata u oro, sino con sangre preciosa, como de cordero sin defecto ni tara, la de Cristo,
Él env a a su pueblo redención Pe y prescribe su pacto por los siglos, Sade él, el santo y terrible por su nombre. Qof
Plugo a Yahveh aplastarlo con dolencias. Ofreció su vida como sacrificio expiatorio, verá descendencia, prolongará sus d as; y el querer de Yahveh se logrará por su mano. Libre de los trabajos de su alma, verá la luz, y se saciará de conocimiento. Como justo, mi siervo justificará a muchos, y sus iniquidades él mismo se las cargará.
Id, pues, y aprended qué significa: Amor quiero y no sacrificios: porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores'.
Los pobres comerán hasta saciarse, los que buscan al Se or lo alabarán: su corazón ha de vivir por siempre.
As, pues, habiendo sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Se or Jesucristo, mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios.
No te abandonen la bondad y la lealtad: sujétalas a tu cuello, escr belas en la tablilla de tu corazón y hallarás favor y buena acogida ante Dios y ante los hombres.
en el momento favorable te atiendo, en el d a saludable te ayudo - te formo y te hago alianza del pueblo - para levantar el pa s, para heredar heredades desoladas, para decir a los prisioneros: '¡Salid!', a los que están en la oscuridad: '¡Mostraos!'. Junto a todos los caminos pastarán, en todos los calveros tendrán pasto.
Residiréis en el pa s que di a vuestros padres, y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
Derramaré agua sobre el sediento suelo, arroyos sobre el sequedal; derramaré mi esp ritu sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos:
Pedid y os darán; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, le abren.
Porque no me avergüenzo del evangelio, ya que es poder de Dios para salvar a todo el que cree: tanto, y en primer lugar, al jud o, como también al griego. En el evangelio se revela, en efecto, la justicia de Dios que, partiendo de la de fe, en la fe se consuma, según está escrito: el justo por fe vivirá.
Que as dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de esp ritu, para vivificar el esp ritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.
A un extremo del cielo es su salida y, en su carrera, alcanza el otro extremo: de su calor no hay cosa que se esconda. La ley del Se or es apacible, reconforta el esp ritu; sus testimonios son seguros, hacen sabio al ingenuo; sus mandatos son rectos, alegran las entra as; sus preceptos son puros, iluminan los ojos, su temor es sin mancha, permanece por siempre; sus juicios son fieles, todos equitativos;
El Dios de la paz, que levantó de entre los muertos a nuestro Se or Jesús, el gran pastor de las ovejas, por la sangre de la alianza eterna, os capacite con toda clase de bienes para cumplir su voluntad, realizando en nosotros lo que él quiere por medio de Jesucristo, a quien sea rendida gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Yo me complazco en tus preceptos y les tengo afección. Bendigo tus prescripciones, que yo amo, y medito tus leyes.
ante tu santo templo yo me postro y bendigo tu nombre, por tus mercedes y tu lealtad pues tus promesas superan tu renombre.
no temas, que yo estoy contigo; no te asustes, que yo soy tu Dios. Te fortalezco y te ayudo, te sostengo con mi diestra salvadora.
Venid a contemplar las gestas del Se or, tus temibles prodigios en favor de los hombres.
Cuando Jesús se marchaba de all, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: 'S gueme'. Él se levantó y lo siguió. Y sucedió que, mientras estaba Jesús a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron a la casa y se sentaron a la mesa con Jesús y sus disc pulos.
Mas no retiraré de él mi favor ni fallaré a mi lealtad; jamás profanaré yo mi alianza ni cambiaré lo dicho por mis labios.
Y no es que haya fallado la palabra de Dios. Es que no todos los que descienden de Israel son realmente Israel;
Vosotros sois mis testigos, dice Yahveh, pues sois mi siervo a quien eleg, para que sepáis y creáis en m y comprendáis que soy yo. Antes de m ningún dios existió, ni después de m lo habrá.
Ante la promesa de Dios no titubeó ni desconfió, sino que fue fortalecido por la fe, dio gloria a Dios
el Se or lleva hasta el término mi causa. Tus favores, Se or, son para siempre: no abandones las obras de tus manos.
Bendice, alma m a, al Se or. Tú, Se or y mi Dios, eres muy grande, majestad y esplendor son tus vestidos. Tú te envuelves en luz como en un manto y despliegas los cielos como tienda. Tú el que sobre las aguas apuntala tus altos aposentos; el que toma las nubes por su carro y camina en las alas de los vientos; el que hace de los vientos mensajeros, del fuego calcinante servidores. El que sobre sus bases asentó la tierra: jamás podrá moverse.
Por el contrario, el fruto del Esp ritu es amor, alegr a, paz, comprensión, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, autodominio. Contra tales cosas no hay ley.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: