Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Esp ritu, y velad juntos y con perseverancia, intercediendo por todo el pueblo santo,
Buscad el bienestar de la ciudad adonde os he deportado y rogad a Yahveh por ella, pues de su bienestar depende el vuestro'.
'He buscado entre ellos a alguien que levante un muro y resista firme en la brecha delante de m en favor del pa s para que yo no lo destruya, pero no lo he encontrado.
De ah que definitivamente pueda salvar a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder a favor de ellos.
De igual manera, también el Esp ritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Esp ritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras. Pero aquel que escudri a los corazones sabe cuál es el anhelo del Esp ritu, porque éste intercede, según el querer de Dios, por los a él consagrados.
Por mi parte, lejos de m el pecar contra Yahveh dejando de interceder por vosotros y de mostraros el camino bueno y recto.
Ante todo, recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que podamos llevar una vida tranquila y pac fica, con toda piedad y dignidad. Esto es cosa excelente y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador,
Ante todo, recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que podamos llevar una vida tranquila y pac fica, con toda piedad y dignidad.
Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros y os encomendamos sin cesar en nuestras oraciones. Continuamente,
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Se or siga su curso y sea glorificada, como sucede entre vosotros,
De igual manera, también el Esp ritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Esp ritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras.
Confesaos, pues, los pecados unos a otros; orad unos por otros para ser curados. La oración asidua del justo tiene mucho poder.
Ayudadnos vosotros también con la oración por nosotros, de suerte que el don que se nos concede a nosotros gracias a muchas personas, sea por muchas agradecido en nombre nuestro.
Acudió el pueblo a Moisés y le dijo: '¡Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti! Ruega a Yahveh que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo
Y ésta es la plena confianza que tenemos en él: que si pedimos algo según su voluntad, nos oye. Y si sabemos que nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido.
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia, para que obtengamos misericordia y hallemos gracia para ser socorridos en el momento oportuno.
Por tanto, también nosotros, desde el d a en que lo o mos, no cesamos de rogar por vosotros y de pedir que lleguéis a la plenitud en el conocimiento de su voluntad con toda sabidur a e inteligencia espiritual, para que caminéis según el Se or se merece, a plena satisfacción suya, dando frutos en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios;
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, y siempre, en todas mis oraciones, todas mis súplicas por todos vosotros las hago con alegr a, por vuestra contribución a la causa del evangelio desde el primer d a hasta ahora,
Tras haber intercedido Job por sus amigos, Yahveh restableció su situación y le devolvió el doble de cuanto antes hab a pose do.
pero yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y luego tú, cuando te hayas vuelto, confirma a tus hermanos'.
De David. Bendice, alma m a, al Se or, y todo mi interior, su santo nombre; bendice, alma m a, al Se or, y no olvides sus numerosas recompensas.
Os ruego, hermanos, por Jesucristo nuestro Se or y por amor del Esp ritu, que luchéis juntamente commigo, dirigiendo a Dios oraciones por m, para que me vea libre de los incrédulos que hay en Judea, y para que este servicio m o en beneficio de Jerusalén sea bien recibido por los hermanos y as, si Dios quiere, pueda llegar hasta vosotros con alegr a y encontrar descanso a vuestro lado.
Os aseguro además: si dos de vosotros unen sus voces en la tierra para pedir cualquier cosa, la conseguirán de mi Padre que está en el cielo. Porque donde están dos o tres congregados para invocar mi nombre, all estoy yo entre ellos'.
Por eso le daré las multitudes como parte suya, y con los poderosos repartirá el bot n, porque entregó su vida a la muerte y entre los delincuentes fue contado, pues llevó el pecado de muchos y por los delincuentes intercede.
Porque los ojos del Se or están sobre los justos; y sus o dos, atentos a su clamor. Pero el Se or se enfrenta con los que hacen el mal.
no ceso de dar gracias por vosotros y de recordaros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Se or Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé esp ritu de sabidur a y de revelación en el pleno conocimiento de él;
¿Quién podrá condenar? Pero es que, además, Cristo [Jesús], el que murió, mejor aún, el resucitado, el que está a la diestra de Dios, aboga en favor nuestro.
Hacemos, pues, de embajadores en nombre de Cristo y es Dios el que por medio de nosotros os exhorta: 'En nombre de Cristo os lo pedimos: dejaos reconciliar con Dios'.
Rogad también por nosotros, para que Dios nos abra una puerta a la palabra y as poder anunciar el misterio de Cristo por cuya causa estoy en cadenas,
Velad y orad, para que no ceder en la tentación; el esp ritu está dispuesto, pero la carne es débil'.
Yo espero en el Se or, mi alma espera, yo conf o en su palabra. Mi alma hacia el Se or más que el vig a hacia la aurora. Como el vig a espera la aurora,
Vio que no hab a nadie, se asombró de que nadie interviniera. Entonces lo salvó su propio brazo, y su misma justicia lo sostuvo.
Cuando estaba a punto de partir para Macedonia, te rogué que te quedaras en Éfeso, para que urgieras a ciertos individuos a no ense ar doctrinas extra as,
Escucha mi plegaria, atiende a los rumores de mi súplica. En d a de pesares yo te invoco, y tú me sabrás responder.
Sobre nosotros vengan las dulzuras del Se or, de nuestro Dios. Consolida en nosotros la acción de nuestras manos, la acción de nuestras manos fortalece.
A aquel que tiene poder sobre todas las cosas y puede hacer incomparablemente más de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros,
Si a alguno de vosotros le falta sabidur a, p dala a Dios, que la da a todos sencillamente y sin echárselo en cara, y se la dará.
Él me invoca y yo lo atiendo, en la angustia estoy con él para librarle y ponerlo en dignidad.
Y lo que pidamos, lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
No os toméis la justicia por vuestra propia mano, queridos m os, sino dad lugar a la ira [divina]. Porque escrito está: A m me corresponde la venganza; yo daré el pago merecido, dice el Se or. Antes bien: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. As amontonas brasas encendidas sobre su cabeza. No te dejes dominar por el mal, sino domina al mal con el bien.
Hijos m os, a quienes de nuevo estoy dando a luz con dolor, hasta que Cristo sea formado en vosotros.
Teniendo esto en cuenta, no cesamos de orar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamada y lleve a cabo, con su poder, todo buen propósito y actividad de fe,
Acordaos de los presos, como si compartierais con ellos la prisión; de los torturados, como si también vosotros estuvierais dentro de su piel.
Una cosa yo pido del Se or, una cosa suplico: habitar en la casa del Se or, todos los d as de mi vida, para contemplar la belleza del Se or al visitar su templo.
que ante ti se haga valer como el incienso mi plegaria, mi manos levantadas como la ofrenda de la tarde.
La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza: ense aos y amonestaos mutuamente con toda sabidur a; cantad en vuestros corazones a Dios, con gratitud, salmos, himnos y cánticos espirituales.
Si hay, pues, un est mulo en Cristo, un aliento de amor, una comunicación de Esp ritu, una entra able ternura y compasión, colmad mi alegr a siendo del mismo sentir, teniendo el mismo amor, una sola alma, idénticos sentimientos.
Del director. De David. Salmo. Yo espero firmemente en el Se or; él se inclina hacia m y escucha mi lamento. Él me saca del pozo burbujeante, del barro cenagoso, para poner mis pies sobre la roca y asegurar mis pasos.
Y les a adió: 'Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo que acude a él a media noche para decirle: 'Amigo, préstame tres panes, porque un amigo m o ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo qué ofrecerle'; y que el otro desde dentro le responde: 'No me molestes; ya la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos en la cama; no puedo levantarme para dártelos'. Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser amigo suyo, se levantará al menos para que deje de importunarle y le dará cuanto necesita. Pues bien, yo os digo: pedid y os darán; buscad, y encontraréis; llamad, y os abrirán. Porque todo el que pide recibe; y el que busca encuentra; y al que llama le abren.
Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para que alcancen salvación.
los llevaré a mi santa monta a y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y as la llamarán todos los pueblos.
sino que, profesando la verdad en amor, crezcamos en todos sentidos hacia él, que es la cabeza, Cristo,
y miremos los unos por los otros, incitándonos al amor y a las buenas obras. No abandonemos nuestras reuniones, como algunos acostumbran hacer, sino animémonos unos a otros; y esto tanto más cuanto que veis que se acerca el d a.
Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no lleva a la muerte, que pida y Dios le dará vida. - Se trata de los que cometen pecados que no llevan a la muerte. Hay pecado que lleva a la muerte, por el cual no pido oraciones. -
Sea el amor sin fingimiento. Aborreced lo malo. Estad firmemente adheridos a lo bueno. Amaos cordialmente los unos a los otros con el cálido afecto de hermanos. En cuanto a la deferencia, tened por más dignos a los demás.
Hermanos, en el caso de que alguno fuera sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, procurad, con esp ritu de mansedumbre, que se levante, con la mirada puesta en ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Él quer a aniquilarlos, de no ser por su elegido Moisés que se puso en la brecha, en su presencia, para apartar su ira destructora.
Viendo a la gente sintió gran compasión por ellos, porque, cansados de andar y tirados por tierra, parec an ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus disc pulos: 'La mies es mucha y los obreros pocos; rogad, pues, al due o de la mies que env e obreros a su mies'.
Que te sean aceptos los dichos de mi boca y mi meditación. Tú, Se or, eres mi roca, tú, mi redentor.
Porque Dios, a quien doy culto en mi esp ritu anunciando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que os recuerdo incensantemente
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, y rogamos sin cesar por vosotros, desde que hemos o do hablar de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis para con todo el pueblo santo,
En tus atrios un d a vale mil: yo prefiero estar en la puerta de la casa del Se or, que habitar en las tiendas del imp o.
Entonces llamarás y Yahveh responderá; pedirás socorro, y él dirá: '¡Aqu estoy!'. Si retiras de en medio de ti el yugo, el se alar con el dedo y el hablar descarado;
Porque Dios es único, y único es también el mediador entre Dios y los hombres: un hombre, Cristo Jesús,
El Se or es mi fortaleza, él mi escudo, en él espero y él me ayuda: mi corazón se regocija y con mi canto le doy gracias.
Por lo tanto, investidos por la misericordia [de Dios] de este ministerio, no perdemos el ánimo.
Cuidado con despreciar a uno solo de estos peque os; porque os aseguro que sus ángeles en el cielo están viendo constantemente el rostro de mi Padre celestial.
Si alguno dice: 'Yo amo a Dios', pero odia a su hermano, es mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
y la esperanza no decepciona, porque se ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios por medio del Esp ritu Santo que nos ha sido dado.
No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios.
Amo al Se or, pues él escucha la voz de mi lamento, porque torna a m su o do el d a en que le invoco.
El Se or Yahveh me ha dado lengua de disc pulos, para que sepa sostener al cansado con una palabra. Él me despierta ma ana tras ma ana, para que escuche como los disc pulos.
Conf a en Yahveh de todo corazón y no te apoyes en tu entendimiento. En todos tus caminos reconócele y él enderezará tus senderos.
Salmo. De David. Yo te invoco, Se or, ven en seguida, presta o do a mi voz cuando te llamo: que ante ti se haga valer como el incienso mi plegaria, mi manos levantadas como la ofrenda de la tarde.
Pero el ángel le dijo: 'No temas, Zacar as; que tu oración ha sido escuchada: tu esposa Isabel te dará un hijo, al que llamarás Juan.
ni ofrezcáis más vuestros miembros como armas de iniquidad al servicio del pecado, sino consagraos a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida y ofreced vuestros miembros como armas de justificación al servicio de Dios.
Estad siempre alegres. No dejéis nunca de orar. Dad gracias en toda ocasión; pues esto es lo que Dios desea de vosotros en Cristo Jesús.
Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo en nombre del Se or Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Haz, Se or, que yo conozca tus caminos, aclárame tus sendas, en tu verdad dir geme y ensé ame, pues tú eres el Dios mi salvador y en ti está mi esperanza, todo el d a.
El esp ritu de Yahveh está sobre m, pues Yahveh me ha ungido. Para dar la buena nueva a los humildes me envió, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar a los cautivos libertad, a los prisioneros amnist a,
Por lo tanto, os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestras propias personas como v ctima viva, santa, agradable a Dios; sea éste vuestro culto espiritual. No os amoldéis a las normas del mundo presente, sino procurad transformaros por la renovación de la mente, a fin de que logréis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo agradable, lo perfecto.
Mas de Sión se ha de decir: 'Todos han nacido en ella', y el Alt simo mismo la ha establecido.
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