El gozo del Señor no solo nos llena de fuerza, sino que también nos une. Esta es una alegría que no debemos guardárnosla, ese gozo necesita ser compartido. Así como los israelitas fueron instruidos para festejar y compartir lo que tenían entre ellos, también podemos difundir el gozo del Señor entre las personas que conocemos. El gozo del Señor nos reta a amar a nuestro prójimo y a llevar el evangelio a más personas. Cuando nos motivamos por un corazón gozoso en Dios somos fuertes y tenemos el poder de extender ese gozo, esa alegría en nuestra comunidad. El gozo de Dios es el que perdura y nadie te lo puede quitar. Salmos 98:4-6 Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. Cantad salmos a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Jehová. Aquí encontrarás muchos versículos que hablan del gozo de nuestro Dios.
Y la han recogido con alegría, porque se sienten deudores al pensar que, si los gentiles han participado de los bienes espirituales de los judíos, ahora son los gentiles quienes con sus bienes materiales deben ayudar a los judíos.
Además las Escrituras preveían que había de llegar el tiempo en que Dios, por medio de la fe, haría justos también a los gentiles. Así se lo declaró a Abraham, diciéndole: 'Bendeciré por medio de ti a todas las naciones de la tierra'.
Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa.
Después de eso, todo Israel alcanzará la salvación, como está escrito: 'De Sión vendrá un Libertador que apartará a Jacob de la incredulidad.