Dad gracias en todo momento y circunstancia, porque esto quiere Dios de quienes pertenecen a Cristo Jesús.
Siempre, al acordarme de vosotros, doy gracias de todo corazón a mi Dios;
y en todo momento os tengo presentes en mis oraciones. Ruego por vosotros lleno de alegría,
Que la misericordia, la paz y el amor de Dios os sean multiplicados. Pecado y condenación de los impíos
Siempre doy gracias a Dios por vosotros, por el favor de Dios que os ha sido concedido mediante Cristo Jesús,
Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sea con vosotros. Acción de gracias
Siempre doy gracias a Dios por vosotros, por el favor de Dios que os ha sido concedido mediante Cristo Jesús,
Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio.
Querido hermano, ruego a Dios que en todo te vaya bien: que tengas salud, así como prospera tu alma.
¡Gracias a Dios por el don de Jesucristo, que no hay palabras que puedan describirlo!
Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles
Y estoy seguro de que Dios, que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que regrese Jesucristo.
Porque nosotros somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para llevar a cabo las buenas obras que de antemano dispuso Dios que realizásemos. Unidad en Cristo
Siempre, al acordarme de vosotros, doy gracias de todo corazón a mi Dios;
y en todo momento os tengo presentes en mis oraciones. Ruego por vosotros lleno de alegría,
porque sin cesar, desde el principio y hasta el día de hoy, habéis cooperado en el anuncio del evangelio.
Y estoy seguro de que Dios, que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día en que regrese Jesucristo.
Que el gozo de la esperanza en Cristo presida vuestra vida; que soportéis con paciencia los momentos de angustia, y que la oración esté siempre en vuestros labios y en vuestro corazón.
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque si lo hacemos sin desmayar, a su tiempo cosecharemos ricas bendiciones.
Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación.
Dios os ha concedido diversidad de dones, y cada uno de vosotros, actuando como buen administrador de la multiforme gracia de Dios, debe poner al servicio de los demás el don que haya recibido.