Por ello, los Fariseos y los líderes religiosos protestaban diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores, y come con ellos”.
Juan 6:41 - Versión Biblia Libre Entonces los judíos comenzaron a murmurar acerca de él porque había dicho “yo soy el pan que descendió del cielo”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces la gente comenzó a murmurar en desacuerdo, porque él había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo». Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: 'Yo soy el pan que ha bajado del cielo. La Biblia Textual 3a Edicion Los judíos murmuraban entonces acerca de Él, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los judíos comenzaron a murmurar de él porque había dicho: 'Yo soy el pan bajado del cielo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y murmuraban de Él los judíos, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo. |
Por ello, los Fariseos y los líderes religiosos protestaban diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores, y come con ellos”.
Cuando la gente vio esto, todos comenzaron a protestar: “¡Ha ido a quedarse con ese pecador!”
“¿Por qué ustedes comen y beben con los recaudadores de impuestos y pecadores?”
Esto es lo que Juan afirmó públicamente cuando los líderes judíos enviaron sacerdotes y Levitas desde Jerusalén para preguntarle: “¿Quién eres tú?”
Porque el pan de Dios es el que viene del cielo y el que da vida al mundo”.
Este es el pan que descendió del cielo, no el que comieron sus padres y murieron. Cualquiera que come de este pan vivirá para siempre”.
Muchos de sus discípulos cuando lo escucharon dijeron: “¡Esto es algo difícil de aceptar! ¿Quién puede consentir con esto?”
A partir de ese momento, muchos de los discípulos de Jesús le dieron la espalda y ya no le seguían.
Muchas personas entre la multitud se quejaban de él. Algunos decían: “Él es un buen hombre”, mientras que otros discutían: “¡No, Él engaña a la gente!”
No se quejen de Dios, como algunos lo hicieron, y murieron en manos del ángel destructor.
Tales personas son gruñonas, que siempre están quejándose. Siguen sus propios deseos malos, y hablan con jactancia de sí mismos, y halagan a otros para lograr sus propios fines.