La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Mateo 15:22 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Una mujer cananea de aquella región salió a su encuentro, gritando: ―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Una mujer de los gentiles, que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente».

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Una mujer cananea, que llegaba de ese territorio, empezó a gritar: '¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está atormentada por un demonio.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquellos confines, clamaba diciendo: ¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David!° Mi hija está horriblemente endemoniada.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

En esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le decía a gritos: '¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio'.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada de un demonio.

Ver Capítulo
Otras versiones



Mateo 15:22
19 Referencias Cruzadas  

Lista de antepasados de Jesucristo, que fue descendiente de David y de Abraham:


Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: ―Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.


Y le dijo: ―Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua.


Su fama se extendió por toda Siria. Por eso, le llevaban a todos los que sufrían diversas enfermedades y los que sufrían de dolores graves. También le llevaban a los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y Jesús los sanaba.


Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: ―¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!


gritaron: ―¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!


En cambio, el cobrador de impuestos se había quedado a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo. Él se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”.


Habían llegado para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Los que sufrían por causa de espíritus malignos quedaban liberados.