Pablo, sabiendo que algunos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, alzó su voz y dijo ante el tribunal: ―Amigos israelitas, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.
Hechos 26:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Y ahora me juzgan por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora se me juzga por la esperanza en el cumplimiento de la promesa que Dios les hizo a nuestros antepasados. Biblia Católica (Latinoamericana) Y si ahora soy aquí procesado, es por esperar la promesa hecha por Dios a nuestros padres;' La Biblia Textual 3a Edicion Y ahora, se me juzga por la esperanza de la promesa que Dios hizo a nuestros padres, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora estoy siendo juzgado por la esperanza de la promesa hecha por Dios a nuestros padres, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres, comparezco y soy juzgado; |
Pablo, sabiendo que algunos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, alzó su voz y dijo ante el tribunal: ―Amigos israelitas, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.
Tengo la misma esperanza que estos hombres tienen. Es decir, que Dios hará resucitar a los justos y a los injustos.
Lo único que podrían señalar es lo que dije en presencia de ellos. Dije: “Es por creer en la resurrección de los muertos que hoy me juzgan delante de ustedes”».
Por este motivo he pedido verlos y hablar con ustedes. Me han encadenado por tener la misma esperanza que tiene todo Israel.
»En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.
Les digo que Cristo se hizo servidor de los judíos para demostrar que Dios es fiel y así confirmar las promesas hechas a los antepasados.
Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.
Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.