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Hechos 1:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y mirando fijamente al cielo mientras Él se iba, se les presentaron dos varones con vestiduras blancas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Estaban ellos mirando atentamente al cielo mientras se iba cuando de pronto se les presentaron dos hombres vestidos de blanco,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que Él se iba, he aquí dos varones en vestiduras blancas se pusieron junto a ellos;

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Otras versiones



Hechos 1:10
12 Referencias Cruzadas  

Allí cambió su apariencia en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz.


Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.


Al entrar en la tumba vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.


Mientras se preguntaban qué habría pasado, se les presentaron dos hombres con ropas resplandecientes.


y vio a dos ángeles vestidos de blanco. Estaban sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.


Un día, como a las tres de la tarde, tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía: ―¡Cornelio!


Cornelio contestó: ―Hace tres días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando. De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante


Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad.


―Eso usted lo sabe, mi señor —respondí. Él me dijo: ―Son los que pasaron por el gran tiempo de sufrimiento. Esta gente ha sido perdonada de sus pecados por medio del derramamiento de la sangre del Cordero.