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1 Corintios 14:20 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Hermanos en la fe, piensen como personas maduras. Es bueno ser inocentes como un niño y no dar paso a la maldad. Pero, a la hora de pensar, hay que hacerlo como un adulto maduro.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Amados hermanos, no sean infantiles en su comprensión de estas cosas. Sean inocentes como bebés en cuanto a la maldad pero maduros en la comprensión de asuntos como estos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hermanos, no sean niños en su modo de pensar. Sean como niños en el camino del mal, pero adultos en su modo de pensar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero sed maduros en el modo de pensar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hermanos, no seáis niños en la inteligencia. Sedlo, sí, en la malicia, pero en la inteligencia sed adultos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hermanos, no seáis niños en el entendimiento; sino sed niños en la malicia, pero hombres en el entendimiento.

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Otras versiones



1 Corintios 14:20
25 Referencias Cruzadas  

En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Te alabo porque has escondido estas cosas de los sabios e instruidos, y se las has revelado a los que son como niños.


Entonces dijo: ―Les aseguro que, a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos.


Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan. Pues el reino de los cielos es de quienes son como ellos».


―¿No han leído —respondió Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”


Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él».


Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él».


Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.


Es cierto que ustedes viven en obediencia, y la gente lo sabe bien. Eso me alegra mucho, pero quiero que usen su inteligencia haciendo el bien, nunca el mal.


Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño. Pero, cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño.


Sin embargo, en la iglesia prefiero hablar cinco palabras que se entiendan. Pues, si me doy a entender, podré instruir a los demás. Eso es más útil que hablar diez mil palabras en lenguas extrañas.


En cambio, a los que ya entienden mejor lo que han creído, les hablo con sabiduría. Pero no se trata de la sabiduría de este mundo ni la de sus gobernantes, los cuales serán olvidados.


De este modo, todos llegaremos a creer lo mismo y a tener el mismo entendimiento acerca del Hijo de Dios. Y esto debemos hacerlo hasta que seamos creyentes maduros y nuestra manera de vivir sea como la de Cristo.


Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes sea cada vez más grande, y que su conocimiento y sabiduría crezcan.


Así que, ustedes que ya han logrado avanzar bastante hacia la meta, ¡escúchenme! Todos debemos pensar lo mismo en cuanto a esto. Y, si en algo piensan de manera diferente, Dios les hará ver con claridad la verdad.


Los niños recién nacidos desean con fuerza la leche pura que los hará crecer. Busquen ustedes todo lo que es bueno, para que crezcan espiritualmente y disfruten su salvación.


Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.