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Jueces 8:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Gedeón y sus trescientos hombres agotados, pero persistiendo en la persecución, llegaron al Jordán y lo cruzaron.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego Gedeón cruzó el río Jordán con sus trescientos hombres y, aunque estaban agotados, continuaron persiguiendo al enemigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando llegaron al Jordán, Gedeón lo atravesó con los trescientos hombres que lo acompañaban, pero estaban agotados por la persecución.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entretanto Gedeón había llegado al Jordán, y lo había pasado, él y los trescientos hombres que tenía consigo, los cuales estaban cansados,° pero continuaban la persecución.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llegó Gedeón al Jordán y lo cruzó con los trescientos hombres que tenía consigo, fatigados por la persecución

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo.

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Otras versiones



Jueces 8:4
10 Referencias Cruzadas  

Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.


No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.


También capturaron a Oreb y Zeb, los dos líderes madianitas. A Oreb lo mataron en la roca de Oreb y a Zeb, en el lagar de Zeb. Luego de perseguir a los madianitas, llevaron las cabezas de Oreb y de Zeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.


Dios entregó en manos de ustedes a Oreb y a Zeb, los líderes madianitas. Comparado con lo que hicieron ustedes, ¡lo que yo hice no fue nada! Al oír la respuesta de Gedeón, se calmó el resentimiento de ellos contra él.


doscientos hombres que estaban demasiado cansados para cruzar el arroyo. Así que David continuó la persecución con los cuatrocientos hombres restantes.


David consultó al Señor: —¿Debo perseguir a esa banda de saqueadores? ¿Los voy a alcanzar? —Persíguelos —respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos y rescatarás a los cautivos.