Jueces 8:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Zeba y Zalmuna dijeron: —Vamos, mátanos tú mismo. “¡Al hombre se le conoce por su valentía!”. Gedeón se levantó y mató a Zeba y Zalmuna, y les quitó a sus camellos los adornos que llevaban en el cuello. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Zeba y Zalmuna le dijeron a Gedeón: —¡Sé hombre! ¡Mátanos tú mismo! Entonces Gedeón los mató a los dos y tomó los adornos reales que sus camellos llevaban en el cuello. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Zebaj y Salmuna le dijeron: '¡Ven tu mismo y mátanos! A ver si eres hombre y te atreves'. Gedeón mató a Zebaj y Salmuna y tomó los adornos en forma de media luna que tenían sus camellos en el cogote. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: ¡Levántate tú y arremete contra nosotros, pues como es el varón, tal es su valentía! Y Gedeón se levantó y mató a Zeba y a Zalmuna, y tomó las lunetas que sus camellos traían al cuello. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijéronle entonces Zébaj y Salmuná: 'Ven y hiérenos tú, porque como es el hombre, así es su valor'. Se levantó, pues, Gedeón y mató a Zébaj y Salmuná; luego tomó las lunetas que sus camellos llevaban al cuello. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello. |
Haz con sus nobles como hiciste con Oreb y con Zeb; haz con todos sus príncipes como hiciste con Zeba y con Zalmuna,
En aquel día, el Señor arrancará todo adorno: hebillas, diademas, collares,
Dicho esto, Josué mató a los reyes, los colgó en cinco árboles y allí los dejó hasta el atardecer.
En aquellos días la gente buscará la muerte, pero no la encontrará; desearán morir, pero la muerte huirá de ellos.
Ellos dijeron: —Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos. —Júrenme que no me matarán ustedes mismos —dijo Sansón.
Volviéndose a Jéter, su hijo mayor, le dijo: —¡Vamos, mátalos! Pero Jéter no sacó su espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo.
Entonces los israelitas dijeron a Gedeón: —Gobierna sobre nosotros y, después de ti, tu hijo y tu nieto; porque nos has librado del poder de los madianitas.
El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a mil setecientos siclos, sin contar los adornos, los aros y los vestidos de color carmesí que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos.
De inmediato llamó Abimélec a su escudero y ordenó: «Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “¡Lo mató una mujer!”». Entonces su escudero clavó la espada y así murió.
La batalla se intensificó contra Saúl y los arqueros lo alcanzaron con sus flechas. Al verse gravemente herido,
Cuando el escudero vio que Saúl caía muerto, también él se arrojó sobre su propia espada y murió con él.