La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Juan 3:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Ver Capítulo
Otras versiones



Juan 3:6
25 Referencias Cruzadas  

Cuando Adán llegó a la edad de ciento treinta años, tuvo un hijo a su semejanza e imagen, y lo llamó Set.


Al ver Dios tanta corrupción en la tierra y que la gente había corrompido su conducta,


Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande y que toda inclinación de su corazón tendía siempre hacia el mal,


¿Quién de la inmundicia puede sacar pureza? ¡No hay nadie que pueda hacerlo!


¿Cómo puede una persona declararse justo ante Dios? ¿Cómo puede alegar pureza quien ha nacido de mujer?


Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme dentro de mí.


Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.


No te sorprendas de que haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”.


Yo sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.


¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la Ley de Dios, pero mi carne está sujeta a la ley del pecado.


Porque, cuando nuestra carne aún nos dominaba, las pasiones pecaminosas que la Ley nos despertaba actuaban en los miembros de nuestro cuerpo y dábamos fruto para muerte.


Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán.


Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.


Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!


Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.


En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza merecedores de la ira de Dios.


Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana, sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo.


Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.