David, al ver que el ángel destruía a la gente, dijo al Señor: «¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el que ha hecho mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia!».
Jonás 1:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 —Tómenme y láncenme al mar, verán que el mar se calmará —les respondió—. Yo sé bien que por mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible tormenta. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente —Échenme al mar —contestó Jonás— y volverá la calma. Yo sé que soy el único culpable de esta terrible tormenta. Biblia Católica (Latinoamericana) Jonás les contestó: 'Llévenme y arrójenme al mar, y éste se calmará, porque sé que por culpa mía les ha sobrevenido esta tempestad. La Biblia Textual 3a Edicion Y él respondió: Alzadme en vilo y arrojadme al mar, y se os calmará, pues yo sé que por mi causa os ha sobrevenido esta gran tempestad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él les respondió: 'Alzadme en vilo y tiradme al mar, y el mar se os apaciguará; pues sé que por mi causa os ha sobrevenido esta tempestad'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Él les respondió: Tomadme, y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. |
David, al ver que el ángel destruía a la gente, dijo al Señor: «¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el que ha hecho mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia!».
Y David dijo a Dios: «Señor y Dios mío, ¿acaso no fui yo el que dio la orden de censar al pueblo? ¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡He actuado muy mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia, pero no sigas hiriendo a tu pueblo!».
Hagas el mal o hagas el bien, los únicos afectados por tu justicia serán tus semejantes.
Es mejor la sabiduría que las armas de guerra, pero un solo pecador destruye muchos bienes.
Pero el mar se iba enfureciendo más y más, así que preguntaron: —¿Qué haremos contigo para que el mar se calme?
Sin embargo, en un intento por regresar a tierra firme, los marineros se pusieron a remar con todas sus fuerzas; pero, como el mar se enfurecía más y más contra ellos, no lo consiguieron.
No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación.
y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”.
Por eso los israelitas no podrán hacerles frente a sus enemigos, sino que tendrán que huir de sus adversarios. Ellos mismos acarrearon su destrucción. Y, si no destruyen ese botín que está en medio de ustedes, yo no seguiré a su lado.