
«Dios le usa»…»Yo fui bendecido»…»Yo me sané»
Cuando escribí el Articulo sobre el misticismo dentro de la Iglesia, algunos comentarios decían algo como esto: «Ungí mi casa con aceite y fue de bendición», «oraron por las prendas de un familiar enfermo y este se sanó»
Que Dios obre a través de algunos rituales o «fetiches» incorporados dentro de la liturgia evangélica, no significa que eso sea correcto, o que El esté avalando lo que se hace, muchas veces Dios obra por la fe de las personas, aunque esa fe no sea la correcta, Dios discierne la motivación y sinceridad del hombre, otras veces Dios respalda su palabra y actúa.
El problema aparece cuando sabemos hacer lo bueno y no lo hacemos, muchas personas en su sinceridad creen que están haciendo lo correcto y Dios opera en ellos.
Vemos que personas sinceras, han sido sanadas aún en lugares o reuniones religiosas, (Bastaría, visitar algunos santuarios donde se amontonan las muletas y sillas de ruedas como testimonio) lo que no significa que allí esté la verdad.
Tenemos un ejemplo en la Biblia, en Juan 5:1-9…Un estanque llamado Bethesda, donde aparentemente un ángel movía las aguas y el primero en descender allí era sanado, Jesús se presenta en ese lugar y sana a un hombre, que hacía 38 años estaba enfermo y nunca lograba meterse primero en esa agua, en ningún momento el Señor desmiente o desacredita, lo que aparentemente sucedía allí, hace el milagro con aquel hombre, pero no dice nada sobre el estanque, si era cierto, si funcionaba, si sucedía o no, recordemos que la Escritura dice que allí yacían multitudes de enfermos. ¿por que el Señor no desalentó, la «esperanza » de toda esa gente?
Muchas veces utilizamos las bendiciones o las «señales», sanidades, milagros, y prodigios, para medir el apoyo o el agrado de Dios y no funciona así.
El sol sale sobre malos y buenos, llueve sobre justos e injustos, y no es indicativo de que Dios esté agradado con los malos y los injustos.
Muchas veces Dios opera en la ignorancia del hombre, primero por su inmensa misericordia, y luego por la sinceridad del necesitado.
No perdamos de vista aquella palabra que dice:
«…porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión» (Romanos 4:15)
Recuerdo uno de mis primeros ayunos para Dios, el cual el Señor me respondió maravillosamente, y hoy a la distancia me causa mucha gracia, era muy nuevo en la fe, daba mis primeros pasos, y me había convertido en una Iglesia donde no había ninguna clase de enseñanza, y yo quería ayunar por una necesidad personal, se me ocurrió preguntarle a uno de los hermanos más antiguos de la congregación, como se hacía, literalmente esta fueron sus indicaciones:
«Te das un baño a la noche, te pones ropa interior limpia, en lo posible que sea nueva, puedes tomar un te o otra infusión, te apartas de tu esposa y dejas tu dormitorio, te acuestas en la cama de un niño (con sábanas limpias) a la mañana te levantas y entregas el ayuno»
Como verán todo eso no tenía nada que ver con un ayuno a Dios, el asunto fue que funcionó; ¿Que significa esto, que yo debía continuar realizando todos estos rituales cada vez que ayunaba?
No!!, porque después entendí que significaba y como se ayunaba.
Es igual cuando «medimos» la espiritualidad de los siervos de Dios, por la cantidad de personas que le siguen, por su popularidad, o por los milagros, sanidades o manifestaciones que se producen, si profetiza o desarrolla la palabra, si escribió muchos libros o está en la TV, nada de esto es un «metro» a utilizar, cuando le preguntaron a Jesús como debían reconocer lo genuino de lo falso, el nunca dijo por las bendiciones que la gente recibe, por los enfermos que se sanan, por los mensajes o revelaciones que tenga, por la cantidad de gente que le escuchen, por el éxito que tenga, el dijo: «Por los frutos los conoceréis»
Aquí también erramos, porque catalogamos como frutos, los resultados obtenidos, y los frutos (al menos lo que la Biblia me indica) están enumerados en Gálatas cap.5::22-23
«Más el fruto del Espíritu es: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza,…»
Esto no se puede observar arriba de una plataforma, en tres o cuatro horas en alguna reunión, con un trato esporádico, se necesita tiempo, relacionarnos, conocernos.