Jeremías 17:9, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo entenderá?”.
Jeremías 29:10-11, “Porque así dice Jehová: Cuando se cumplan los setenta años en Babilonia, yo os visitaré y cumpliré mi promesa buena sobre vosotros al hacerlos regresar a este lugar. Porque conozco los planes que tengo para vosotros —afirma Jehová—, planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza”.
Jeremías 52:12-13, “En el quinto mes del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey de Babilonia, llegó a Jerusalén Nebuzaradán jefe de la guardia personal del rey babilónico. Incendió la casa del Señor, la casa real y todas las casas importantes en Jerusalén; quemó también todo edificio importante”.
Breve Resumen: El Libro de Jeremías presenta un mensaje principalmente centrado en el juicio contra Judá por su creciente idolatría (Jeremías 7:30-34;16:10-13;22:9;32:29;44:2-3). Tras la muerte del Rey Josías, último monarca justo, Judá había abandonado casi por completo a Dios y Sus mandamientos. Jeremías compara a Judá con una prostituta en los libros de Jeremías 2:20 y Jeremías 3:1-3. Dios había prometido juzgar la idolatría de forma severa, como se menciona en Levíticos 26:31-33 y Deuteronomio 28:49-68. Jeremías advertía a Judá que el juicio de Dios estaba próximo.
A pesar de haber librado a Judá de la destrucción en varias ocasiones, su misericordia había llegado a su fin. En Jeremías 24:1, describe al rey Nabucodonosor conquistando y sometiendo a Judá bajo su dominio. Tras una rebelión posterior, Dios permitió que Nabucodonosor y el ejército babilónico regresaran para devastar a Judá y Jerusalén (Jeremías 52). Aunque enfrentaban un severo juicio, Dios prometió restauración a Judá cuando regresaran a la tierra que Él les había dado, como se menciona en Jeremías 29:10.
Referencias Proféticas: En Jeremías 23:5-6 se presenta una profecía sobre la venida del Mesías, Jesucristo, descrito como un Renuevo de la casa de David, el Rey sabio y justo que reinaría (Apocalipsis 11:15). Cristo será reconocido por Israel como su verdadero Mesías, quien proporcionará salvación para Sus elegidos (Romanos 11:26).
La voluntad de Dios es más importante que nuestros propios deseos, y debemos confiar en que Él, con Su infinita sabiduría y perfecto plan, procurará lo mejor para Sus hijos. «Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que Él tiene para ellos» (Romanos 8:28).