¿Cómo funciona la oración?

No existe una fórmula mágica para la oración. En términos simples, la oración implica comunicarse con Dios: hablar con Él, pasar tiempo en Su presencia y acercarse a Él. A través de la oración, expresamos adoración y gratitud a Dios, presentamos nuestras peticiones, intercedemos por otros y conocemos más sobre Su carácter y voluntad para nuestras vidas.

¿Cómo funciona la oración?

Aprender cómo funciona la oración es parte natural de crecer en nuestra relación con el Señor. Al desarrollar una conexión activa y constante con Dios, nuestro Padre a través de Jesucristo, su Hijo y el poder de su Espíritu Santo que reside en nosotros, descubrimos el corazón de la oración.

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La oración es una actividad exclusiva para los seres humanos; ninguna otra criatura tiene el privilegio de comunicarse de esa manera con su Creador y Redentor. Aun así, la oración puede resultar abrumadora, especialmente si no estás familiarizado con ella o te han enseñado a verla como algo complejo, formal o ritualista.

La base de una oración efectiva es tener una relación salvadora con Jesucristo. Jesús nos instruyó a orar en su nombre Juan 16:23-24, es decir, que oremos con su autoridad, basados en nuestra unión con Él para glorificar a Dios. Al ser nuestro «gran sumo sacerdote,» podemos «acercarnos confiadamente al trono de la gracia»

Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro Hebreos 4:14,16

La oración eficaz se fundamenta en la fe (Santiago 1:5-7). Jesús enseñó que parte de orar con fe es perseverar en la oración y nunca rendirse Un día Jesús les contó a sus discípulos una parábola para enseñarles que siempre debían orar y no desanimarse Lucas 18:1. La oración debe ser genuina y fluir naturalmente del corazón, ya que Dios conoce nuestras intenciones Salmos 44:21; Lucas 16:15; Hechos 15:8; Romanos 8:27.

La oración se cimienta en el amor de Dios hacia nosotros. Como hijos de un Padre compasivo, podemos confiar en Él y acudir a su cuidado para suplir nuestras necesidades, Isaías 64:8-9; Salmos 103:13-14.

Para comprender cómo funciona la oración, debemos estudiar la vida de oración de Jesucristo, el Hijo de Dios. Jesús mantuvo una relación cercana con Dios Padre, siendo nuestro mejor modelo a seguir.

Jesús instruyó a sus discípulos sobre la forma de orar:

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Mateo 6:5-8

Jesús enfatizó la importancia de una oración honesta y sincera basada en una relación amorosa con Dios Padre. Al enseñar la Oración del Señor, Jesús también les proporcionó un modelo para orar. En primer lugar, les indicó cuáles debían ser sus motivaciones en la oración: que el nombre de Dios sea santificado y que se cumpla su voluntad:Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra Mateo 6:9-10.

La sumisión a la voluntad de Dios fue una característica distintiva de la vida de oración de Jesucristo Lucas 22:42. Dios responde a la oración que está alineada con su voluntad: «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos las peticiones solicitadas 1 Juan 5:14-15.

Jesús enseñó a sus discípulos que mediante la oración pueden acudir a Dios para satisfacer sus necesidades diarias: Danos hoy el alimento que necesitamos Mateo 6:11. Nuestro Padre nos cuida. No debemos preocuparnos por lo que podríamos necesitar hoy o en el futuro; hablamos con Dios acerca de nuestras necesidades y confiamos en Él como nuestro fiel proveedor.

La oración también implica examinar nuestros corazones, reconocer nuestra necesidad del perdón de Dios y confesar nuestros pecados: y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros Mateo 6:12. Del mismo modo en que nuestro Padre nos concede perdón con gracia, debemos perdonar a quienes nos ofenden. El acto de dar y recibir perdón es fundamental en nuestra íntima relación con Dios a través de la oración.

Jesús enseñó que la oración también es una oportunidad para fortalecernos en Dios y resistir las tentaciones del enemigo: «Y no nos expongas a la tentación, líbranos del mal» Mateo 6:13; 26:41. La oración nos ayuda a mantenernos conectados al poder y dirección del Espíritu Santo para vencer las tentaciones y superar el pecado.

El pastor y escritor Andrew Murray describió la oración aceptable como aquella que debe glorificar a Dios, estar completamente rendida a Su voluntad, en total confianza, en el nombre de Jesús, y con una persistencia que se niega a ser rechazada si es necesario» (Con Cristo en la Escuela de Oración, Fleming H. Revell Co., 1895, p.6).

Hasta ahora solo hemos explorado superficialmente el funcionamiento de la oración. La Biblia tiene mucho más que revelar al respecto. No obstante, concluimos que la oración se manifiesta a través de la relación constante del creyente con el Dios vivo. Aquellos que están unidos a Cristo tienen el privilegio único de descubrir cada vez más sobre la oración mediante una interacción amorosa con su Padre celestial.

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