(Del lat. calendarium).
1. m. Sistema de representación del paso de los días, agrupados en unidades superiores, como semanas, meses, años, etc.
2. m. Lámina o conjunto de láminas en que se representa gráficamente el calendario.
3. m. almanaque.
4. m. Distribución de determinadas actividades en distintas fechas a lo largo de un año. Calendario de trabajo, de actividades.
5. m. ant. data ( indicación del lugar y tiempo). ~ de Flora.
1. m. Bot. Tabla de las épocas del año en que florecen ciertas plantas.
~ eclesiástico.
1. m. calendario litúrgico. ~ escolar.
1. m. El que fijan las autoridades académicas para regir las fiestas y días laborables en la enseñanza.
~ gregoriano.
1. (De Gregorio XIII, 1502-1585, Papa, porque en 1582, durante su papado, se reformó el calendario). m. calendario que rectifica los errores del juliano, considerando los años finales de siglo, o años céntuplos, como no bisiestos, excepto si la numeración es exactamente divisible por 400. En la actualidad es el utilizado en el mundo occidental.
~ juliano.
1. (De Julio César, 101-44 a. C., general y estadista romano, que en el año 46, con la ayuda del astrónomo Sosígenes, reformó el calendario). m. El que considera bisiestos todos los años cuya numeración es múltiplo de 4.
~ laboral.
1. m. El que fija el Gobierno para regir las fiestas y días laborables.
~ litúrgico.
1. m. El que distribuye las celebraciones rituales de la Iglesia y que comienza con el Adviento.
~ nuevo.
1. m. calendario gregoriano.
~ perpetuo.
1. m. El que puede utilizarse siempre, ya por estar fundado en la oportuna distribución de las letras dominicales que señalan los días de la semana y las fiestas movibles en cualquier año, ya por corresponder a un mecanismo ingenioso en el que a voluntad se van cambiando en un disco giratorio o en una faja de papel los números de los días del mes, los nombres de los días de la semana y el de cada mes y el número del año cuyo calendario se quiere formar. ~ reformado.
1. m. calendario gregoriano.
hacer ~s.
1. fr. coloq. Estar pensativo, discurriendo a solas sin objeto determinado.
2. fr. coloq. Hacer cálculos o pronósticos aventurados. parecer algo ~ de vicario.
1. fr. coloq. Se aplica a los deseos, proyectos o discursos de quien todo lo encamina a su provecho.
Cualquier sistema ordenado de distribuir el tiempo en años, meses, semanas y días. Mucho antes de la creación del hombre, Dios proveyó la base para dicha distribución del tiempo. (Génesis 1:14, 15). nos dice que uno de los propósitos de las “lumbreras [que había] en la expansión de los cielos” era que sirvieran para “estaciones y para días y años”. Por lo tanto, el día solar, el año solar y el mes lunar son divisiones naturales del tiempo, regidas, respectivamente, por la rotación diaria de la Tierra sobre su eje, su órbita anual alrededor del Sol y las fases mensuales de la Luna con relación a la Tierra y el Sol. Sin embargo, son arbitrarias tanto la distribución del tiempo en semanas como la del día en horas.
Desde el primer hombre, Adán, el tiempo se ha venido midiendo en términos de años. Por ejemplo, leemos que Adán tenía “ciento treinta años” cuando llegó a ser padre de Set. (Génesis 5:3) «Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set».
También se empezaron a usar las divisiones mensuales. Según el registro bíblico, para la época del Diluvio el tiempo se dividía en meses de 30 días, pues se dice que un período de 5 meses equivalía a 150 días. (Génesis 7:11, 24). El mismo registro también indica que Noé dividía el año en 12 meses. (Véase AÑO).
En esta época también se mencionan períodos de siete días, y es posible que ese tipo de distribución se haya utilizado regularmente desde tiempos remotos. (Génesis 7:4, 10). Sin embargo, no hay ninguna prueba de que existiese un requisito divino de guardar un sábado semanal hasta que Dios dio instrucciones concretas a Israel después de su éxodo de Egipto. (Véase SEMANA).
En el pasado los hombres emplearon diversos sistemas de calendario, y varios de ellos todavía siguen en uso hoy en día. Los calendarios primitivos eran principalmente calendarios lunares, es decir, los meses del año se contaban por ciclos completos de la Luna, por ejemplo, desde una luna nueva hasta la siguiente luna nueva. Una lunación dura, como promedio, 29 días, 12 horas y 44 minutos. Aunque los meses podían ser de 29 ó 30 días, en el registro bíblico la palabra “mes” por lo general significa 30 días. (Apocalipsis 11:2, 3).
Un año de 12 meses lunares es unos once días más corto que un año solar de 365 1/4 días. Puesto que el año solar determina el ciclo de las estaciones, había necesidad de ajustar el calendario a dicho año solar, lo que resultó en los llamados años lunisolares o embolismales, es decir, años solares compuestos de meses lunares. Esto se conseguía añadiendo unos días a cada año, o un mes adicional a ciertos años, con el fin de compensar la menor duración de los doce meses lunares.
Calendario hebreo. El calendario israelita se basaba en el año lunisolar o embolismal, pues Jehová Dios estableció que su año sagrado comenzase en la primavera con el mes de Abib y fijó fechas en las que se debían celebrar ciertas fiestas, fiestas que estaban relacionadas con las diferentes cosechas. Para que estas fechas coincidiesen con las cosechas respectivas, los israelitas tenían que sincronizar su calendario con las estaciones correspondientes, compensando la diferencia entre los años lunares y los solares. ( Éxodo 12:1-14).
La Biblia no indica qué método usaron en un principio para determinar cuándo se debían añadir los días adicionales o el mes intercalar. Sin embargo, es lógico pensar que utilizaran los equinoccios de primavera y de otoño para determinar cuándo se retrasaban las estaciones lo suficiente como para que se requiriese un ajuste. Aunque no se menciona específicamente en la Biblia, con este fin los israelitas añadieron un decimotercer mes, llamado en tiempos postexílicos Veadar, es decir, segundo Adar.
El primer calendario judío estandarizado que se conoce es del siglo IV E.C. (c. 359 E.C.), cuando Hillel II especificó que los años de 13 meses deberían ser el tercero, sexto, octavo, undécimo, decimocuarto, decimoséptimo y decimonoveno de cada período de diecinueve años. Este ciclo de diecinueve años se conoce como el ciclo metónico, nombre derivado del matemático griego Metón (del siglo V a. E.C.), aunque hay prueba de que los babilonios perfeccionaron este ciclo con anterioridad. (Véase Babylonian Chronology, 626 B.C.-A.D. 75, de R. A. Parker y W. H. Dubberstein, 1971, págs. 1, 3, 6.) El ciclo toma en cuenta que cada diecinueve años la luna nueva y la luna llena vuelvan a caer en los mismos días del año solar.
Los meses judíos iban de luna nueva a luna nueva. (Isaías 66:23) «Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová». Por esta razón, la palabra hebrea jó·dhesch, traducida “mes” (Génesis 7:11) «El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas». o “luna nueva” (1 Samuel 20:27) «Al siguiente día, el segundo día de la nueva luna, aconteció también que el asiento de David quedó vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Isaí hoy ni ayer?», está relacionada con ja·dhásch, que significa “nuevo”. Otra palabra para mes, yé·raj, se traduce “mes lunar”. (1 Reyes 6:38) «Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años». En períodos posteriores se usaron señales de fuego o se envió a mensajeros para anunciar a la gente el comienzo del nuevo mes.
En la Biblia los meses suelen designarse por su orden en el año, del primero al duodécimo. (Josué 4:19) «Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó». Antes del exilio babilonio, solo se mencionan por nombre cuatro meses, a saber, Abib, el primer mes (Éxodo 13:4) «Vosotros salís hoy en el mes de Abib»; Ziv, el segundo (1 Reyes 6:37) «En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová»; Etanim, el séptimo (1 Reyes 8:2) «Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne», y Bul, el octavo. (1 Reyes 6:38) «Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años». Los significados de estos nombres son estrictamente estacionales, una prueba más de que los israelitas utilizaban el año lunisolar. (Véanse los meses individuales por nombre).
En tiempos postexílicos los israelitas emplearon los nombres de los meses usados en Babilonia, de los que se mencionan siete: Nisán, el primer mes, que sustituía a Abib (Ester 3:7) «En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar»; Siván, el tercer mes (Ester 8:9) «Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua»; Elul, el sexto (Éxodo 12:1-14); Kislev, el noveno (Zacarías 7:1) «Aconteció que en el año cuarto del rey Darío vino palabra de Jehová a Zacarías, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu»; Tebet, el décimo (Ester 2:16) «Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado»; Sebat, el undécimo (Zacarías 1:7) «A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo», y Adar, el duodécimo (Esdras 6:15) «Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío».
Los nombres postexílicos de los restantes cinco meses aparecen en el Talmud judío y en otras obras. Son: Iyar, el segundo mes; Tamuz, el cuarto; Ab, el quinto; Tisri, el séptimo, y Hesván, el octavo. El decimotercer mes, que se intercalaba periódicamente, se llamaba Veadar, es decir, segundo Adar.
Con el tiempo, la mayoría de los meses llegaron a tener un número específico de días. Nisán (Abib), Siván, Ab, Tisri (Etanim) y Sebat tenían 30 días cada uno, mientras que Iyar (Ziv), Tamuz, Elul y Tebet tenían 29 días cada uno. Sin embargo, Hesván (Bul), Kislev y Adar podían tener 29 ó 30 días. Las variaciones de estos últimos meses servían para ajustar el calendario lunar y también para que ciertas fiestas no cayeran en días que consideraban prohibidos líderes religiosos judíos de tiempos posteriores.
Aunque el año sagrado comenzaba en la primavera con el mes de Abib (o Nisán), pues así lo había decretado Dios en el tiempo del éxodo (Éxodo 12:2) «Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año», el registro bíblico indica que con anterioridad los judíos calculaban el año de otoño a otoño. Esto dio lugar a dos calendarios: el sagrado y el seglar o agrícola. (Éxodo 23:16) «También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo». En tiempos postexílicos, el 1 de Tisri (septiembre-octubre) marcaba el comienzo del año seglar, y en esa fecha hoy se sigue celebrando el año nuevo judío, llamado Rosh Hashaná (Cabeza del Año).
En 1908 se descubrió en Guézer un calendario rudimentario en hebreo antiguo, único en su género, que según cálculos data del siglo X a. E.C. Es un calendario agrícola que describe la actividad agrícola a partir del otoño. En síntesis, habla de dos meses para almacenaje, dos de siembra y dos de crecimiento en primavera, seguidos de un mes para arrancar el lino, uno para la cosecha de la cebada y uno de cosecha general; luego, dos meses para cuidar y podar las viñas, y, por fin, un mes de frutos del verano. (Levítico 26:5) «Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra».
En el cuadro adjunto aparecen los meses según su orden en los calendarios sagrado y seglar, así como su correspondencia aproximada con los meses de nuestro calendario actual.
Las frecuentes referencias de los evangelios y el libro de Hechos a las diversas fiestas muestran que el calendario judío seguía vigente en los días de Jesús y los apóstoles. Estas fiestas sirven de orientación para ubicar en el tiempo los acontecimientos bíblicos de aquellos días. (Hechos 20:6-16).
Debe tenerse en cuenta que para los cristianos no rige ningún calendario religioso en el que se especifiquen ciertos días sagrados o fiestas, como indica con claridad el apóstol Pablo en (Gálatas 4:9-11). El único acontecimiento que los cristianos deben celebrar cada año es la Cena del Señor, que corresponde con la Pascua y, por lo tanto, está regida por el calendario lunar. (Mateo 26:2, 26-29).
Calendario juliano y gregoriano. En el año 46 a. E.C. Julio César decretó el cambio del calendario lunar romano por el solar. Este calendario juliano, basado en los cálculos del astrónomo griego Sosígenes, tenía doce meses de duración arbitraria que formaban un año de 365 días que empezaba el 1 de enero. También entraron en vigor los años bisiestos cuatrienales, a los que se añadía un día más para compensar el retraso que se producía con respecto al año trópico (casi 365 1/4 días).
El año promedio del calendario juliano era en realidad unos once minutos y catorce segundos más largo que el verdadero año solar. Por lo tanto, en el siglo XVI ya se había acumulado una diferencia de diez días completos. En el año 1582 E.C. el papa Gregorio XIII introdujo una ligera revisión del calendario juliano: seguirían siendo bisiestos todos los años múltiplos de cuatro, con la excepción de los años seculares (los acabados en dos ceros), que solo se contarían como tales si el número de centenas era múltiplo de cuatro. Por una bula papal, en 1582 se omitieron diez días, de manera que al 4 de octubre siguió el 15 de octubre. Este calendario gregoriano es de uso común hoy día en la mayor parte del mundo, y es la base para las fechas históricas que se usan en toda esta publicación.
Aunque hoy en día los cristianos usan el calendario vigente en el país donde viven, son conscientes de que el Dios de la eternidad, Jehová, tiene su propio calendario de los acontecimientos, un calendario que no está regido por los sistemas humanos de contar el tiempo. Como escribió su profeta Daniel, “él cambia tiempos y sazones, remueve reyes y establece reyes, da sabiduría a los sabios y conocimiento a los que conocen el discernimiento. Revela las cosas profundas y las cosas ocultas, y sabe lo que está en la oscuridad; y con él de veras mora la luz”. (Daniel 2:21, 22). De modo que su posición de Soberano Universal está muy por encima de nuestra Tierra rotatoria, con su día y noche, sus ciclos lunares y su año solar. Sin embargo, en su Palabra, la Biblia, Dios relaciona sus acciones y propósitos con estas medidas de tiempo para que sus criaturas terrestres sepan dónde están en relación con su gran calendario de acontecimientos. (Véase CRONOLOGÍA).
[Diagrama en la página 393]
(Véase la publicación para ver el texto completo)
1.° NISÁN (ABIB) marzo-abril
14 Pascua
15-21 Tortas no fermentadas
16 Ofrenda de las primicias
Cebada
2.° IYAR (ZIV) abril-mayo
14 Pascua tardía (Números 9:10-13).
Trigo
3.° SIVÁN mayo-junio
6 Fiesta de las semanas (Pentecostés)
Primeros higos
4.° TAMUZ junio-julio
Primeras uvas
5.° AB julio-agosto
Frutos del verano
6.° ELUL agosto-septiembre
Dátiles, uvas, higos
7.° TISRI (ETANIM) septiembre-octubre
1 Toque de trompeta
10 Día de Expiación
15-21 Fiesta de las cabañas o de la recolección
22 Asamblea solemne
Se ara la tierra
8.° HESVÁN (BUL) octubre-noviembre
Aceitunas
9.° KISLEV noviembre-diciembre
25 Fiesta de la dedicación
Se encierran los rebaños
10.° TEBET diciembre-enero
Crece la vegetación
11.° SEBAT enero-febrero
Florecen los almendros
12.° ADAR febrero-marzo
14, 15 Purim
Cítricos
13.° VEADAR marzo
[Tabla en la página 392]
Los meses del calendario bíblico
Los meses judíos iban de luna nueva a luna nueva. (Isaías 66:23) «Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová». La palabra hebrea jó·dhesch, “mes” (Génesis 7:11) «El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas», viene de una raíz que significa “nuevo”, mientras que otra palabra para mes, yé·raj, significa “lunación”.
MESES TIEMPO COSECHAS
Sagrados Seglares
1.° 7.° El Jordán crece Cosechas de cebada y lino
(lluvias y se
derrite la nieve)
2.° 8.° Comienza el tiempo Cosechas: cebada; trigo en
seco. Cielos zonas bajas
despejados
3.° 9.° Calor del verano. Cosecha del trigo. Brevas,
Atmósfera clara algunas manzanas
4.° 10.° Aumenta el calor. Primeras uvas. Vegetación
Rocío en varios y manantiales se secan
lugares
5.° 11.° Máximo calor Comienza la vendimia
6.° 12.° Continúa el calor Cosecha de los dátiles y
de los higos del verano
7.° 1.° Termina el verano. Concluye la cosecha. Se
Lluvias tempranas empieza a arar la tierra
8.° 2.° Lluvias ligeras Siembra de trigo y cebada.
Recogida de la aceituna
9.° 3.° Aumentan las Crece la hierba
lluvias. Escarcha.
Nieve en las
montañas
10.° 4.° Frío máximo. Tierras bajas verdes.
Lluvioso. Nieve Cereales, aparecen las
en los montes flores
11.° 5.° Tiempo menos frío. Florecen los almendros.
Continúa la lluvia Higueras echan brotes
12.° 6.° Truenos y granizo Florecen los algarrobos.
frecuentes Cosecha de cítricos
13.° Se añadía un mes intercalar siete veces cada
diecinueve años, llamado por lo general
segundo Adar (Veadar)
Los hebreos usaban un c. lunar de 354 días. La cantidad de días en los meses variaba de 29 a 39. Para resolver el problema de inexactitud que esto producía añadían un mes en los años 3ro., 6to., 8vo., 11ro., 14to., 17mo. y 19no. de un ciclo de diecinueve años. Ese mes añadido se llamaba “segundo Adar”. También se hacían otros ajustes atendiendo a necesidades por la celebración de ciertas festividades. Se solemnizaba la aparición de la luna nueva avisándole al Sanedrín por medio de testigos. éste, a su vez, pasaba la noticia a todo el territorio mediante señales de humo o por el envío de mensajeros. Los nombres de los meses y su correspondencia con el c. que usamos son los siguientes:
Nisán se cuenta como el primer mes de año porque en ese mes salieron los israelitas de Egipto. Así se establece en (1 Reyes 12:33) «Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso». Durante y después del exilio fue costumbre utilizar los mismos nombres para los meses que usaban los caldeos.
manera corriente de aludir a los meses era designándolos por la actividad agrícola característica de ellos. Así, los espías fueron enviados en su misión en “el tiempo de las primeras uvas” (Rut 1:22) «Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada». O sea en el mes Nisán, a fines de marzo. •Mes. •Semana.
Los calendarios se diseñan como un medio fidedigno de registrar la historia y determinar por adelantado fechas para aniversarios sociales, cívicos y religiosos, y para planificación económica.
Comparativamente poco se sabe del calendario de los primeros israelitas desde los patriarcas hasta el exilio, pero vale la pena un estudio crítico de los registros bíblicos y de los descubrimientos arqueológicos.
Durante el período bíblico, el tiempo se reconocía solamente por las observaciones astronómicas. Los primeros astrólogos caldeos y egipcios llegaron a ser muy instruidos en los movimientos de los cuerpos astronómicos.
Sus descubrimientos, así como los de sus vecinos del Cercano Oriente, hicieron su impacto en el calendario judío. Desde los tiempos más antiguos, el sol y la luna eran determinantes de períodos: días, meses y años.
( 1 ) Los días en el registro bíblico del tiempo principian con el relato de la creación. Mientras que el día babilonio empezaba al amanecer, la Biblia reconoce el lapso de 24 horas desde la puesta del sol a la siguiente puesta del sol (Marcos 13:35) «Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana».
( 2 ) La semana de siete días es de origen semítico. Aunque Dios puso especial énfasis en el séptimo día al tiempo de la creación (Éxodo 16:23) «Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana».
Cuando Moisés transmitió a Israel el cuarto mandamiento en el Decálogo (Acuérdate del día del sábado para santificarlo, (Lucas 24:1) «El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas». Así, el primer día, en lugar del séptimo, se convirtió en el día de adoración y descanso en la cristiandad.
( 3 ) El mes hebreo principió con la luna nueva. Los primeros israelitas designaron sus meses por nombres que tomaron prestados de los cananeos o fenicios. Estos nombres tenían connotaciones de la estación; p. ej., Abib (1 Reyes 8:2) «Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne». (Hageo 1:1) «En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo».
Los nombres postexílicos de los meses, como lo confirma el Talmud, fueron adoptados del calendario babilónico, pero no los usaron para fines civiles e históricos.
( 4 ) Años. El calendario del AT contenía dos años concurrentes: el año sagrado, que principiaba en la primavera con el mes de Nisán, y el año civil, que principiaba en el otoño con Tishri. El año sagrado fue instituido por Moisés luego del éxodo, mientras que el año civil reclama ser reconocido desde la creación.
Las fiestas y los ayunos estaban tejidos intricadamente en el año sagrado lunarsolar.
Tres grandes fiestas históricas fueron instituidas por Moisés: la fiesta del pan sin levadura, la fiesta de la siega, y la fiesta de la cosecha (Éxodo 23:14-16), correspondientes las dos primeras aprox. a la Pascua y Pentecostés. Había también numerosas fiestas menores.
( 5 ) Ciclos. De la santificación por Dios del séptimo día, surgió un carácter especial de lo sagrado en relación al número siete. El sábado de siete días, Pentecostés (al término de siete semanas después de la Pascua) y la fiesta de Trompetas (introduciendo el séptimo mes sagrado), eran todas asambleas designadas (mo’adhim) del Señor. El año sabático era uno de solemne reposo para los señores, esclavos, bestias de carga y de la tierra, y de libertad para los esclavos hebreos (Levítico 25:8-17).
( 6 ) Eras en el calendario de la Biblia constituyen todo el espacio de tiempo desde la creación del mundo hasta la consumación de las edades. Grandes eventos son marcas terminales. Estos picos de montaña de tiempo, en secuencia cronológica, son la creación, el diluvio, Abraham, éxodo, exilio y el nacimiento de Jesús. Consecuentemente, las eras pueden designarse antediluviana, posdiluviana, patriarcal, israelita, judía y cristiana. comparar (Lucas 3:23-38).
El año israelita tenía doce o trece meses, de veintinueve o treinta dias.
Los calendarios se diseñan como un medio fidedigno de registrar la historia y determinar por adelantado fechas para aniversarios sociales, cívicos y religiosos, y para planificación económica.
Comparativamente poco se sabe del calendario de los primeros israelitas desde los patriarcas hasta el exilio, pero vale la pena un estudio crítico de los registros bíblicos y de los descubrimientos arqueológicos.
Durante el período bíblico, el tiempo se reconocía solamente por las observaciones astronómicas. Los primeros astrólogos caldeos y egipcios llegaron a ser muy instruidos en los movimientos de los cuerpos astronómicos.
Sus descubrimientos, así como los de sus vecinos del Cercano Oriente, hicieron su impacto en el calendario judío. Desde los tiempos más antiguos, el sol y la luna eran determinantes de períodos: días, meses y años.
( 1 ) Los días en el registro bíblico del tiempo principian con el relato de la creación. Mientras que el día babilonio empezaba al amanecer, la Biblia reconoce el lapso de 24 horas desde la puesta del sol a la siguiente puesta del sol (Deuteronomio 23:11) «Pero al caer la noche se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el campamento»; comparar (Nehemías 4:21) «Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas», (Génesis 1:5) «Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día», (Génesis 1:8) «Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo», et al.). Los días de la semana no tenían nombre, pero se les designaba por números ordinales. El sabbath no era el nombre del séptimo día sino una designación sagrada. Israel tenía formas de regular el tiempo (Isaías 39:8) «Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días»; comparar (2 Reyes 20:9-10). El relato de la crucifixión menciona la tercera, la sexta y la novena horas (Marcos 15:25) «Era la hora tercera cuando le crucificaron», (Marcos 15:33-34); comparar (Juan 11:9) «Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo», refiriéndose a las 9 de la mañana, al mediodía y a las 3 de la tarde.
( 2 ) La semana de siete días es de origen semítico. Aunque Dios puso especial énfasis en el séptimo día al tiempo de la creación (Génesis 2:2-3), la primera instancia que se registra de la observancia de un sábado fue cuando los israelitas estaban recogiendo maná en el desierto (Éxodo 16:23) «Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana».
Cuando Moisés transmitió a Israel el cuarto mandamiento en el Decálogo (Acuérdate del día del sábado para santificarlo, (Éxodo 20:8) «Acuérdate del día de reposo para santificarlo», fue destinado como una señal memorial perpetua del pacto entre Dios y su pueblo escogido. Se convirtió en un día distintivo con mandamientos sucesivos para su observancia, describiendo la manera de hacerlo y los castigos por su profanación (Éxodo 23:12) «Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero». (Éxodo 35:2-3). Los primeros judíos cristianos hicieron un hábito de reunirse el primer día de la semana para conmemorar la resurrección de Jesús (Lucas 24:1) «El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas»; así, el primer día, en lugar del séptimo, se convirtió en el día de adoración y descanso en la cristiandad.
( 3 ) El mes hebreo principió con la luna nueva. Los primeros israelitas designaron sus meses por nombres que tomaron prestados de los cananeos o fenicios. Estos nombres tenían connotaciones de la estación; p. ej., Abib (Éxodo 13:4) «Vosotros salís hoy en el mes de Abib». (Deuteronomio 16:1) «Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche». Correspondía al Nisán en el calendario posterior, significando “mes de los oídos sazonados”. Cerca del fin del período del reino, se reformó el calendario, substituyendo los nombres antiguos de los meses con números ordinales y cambiando el principio del año del otoño a la primavera (comparar (1 Reyes 6:1) «En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová».
Los nombres postexílicos de los meses, como lo confirma el Talmud, fueron adoptados del calendario babilónico, pero no los usaron para fines civiles e históricos.
( 4 ) Años. El calendario del AT contenía dos años concurrentes: el año sagrado, que principiaba en la primavera con el mes de Nisán, y el año civil, que principiaba en el otoño con Tishri. El año sagrado fue instituido por Moisés luego del éxodo, mientras que el año civil reclama ser reconocido desde la creación.
Las fiestas y los ayunos estaban tejidos intricadamente en el año sagrado lunarsolar.
Tres grandes fiestas históricas fueron instituidas por Moisés: la fiesta del pan sin levadura, la fiesta de la siega, y la fiesta de la cosecha (Éxodo 23:14-16), correspondientes las dos primeras aprox. a la Pascua y Pentecostés. Había también numerosas fiestas menores.
( 5 ) Ciclos. De la santificación por Dios del séptimo día, surgió un carácter especial de lo sagrado en relación al número siete. El sábado de siete días, Pentecostés (al término de siete semanas después de la Pascua) y la fiesta de Trompetas (introduciendo el séptimo mes sagrado), eran todas asambleas designadas (mo’adhim) del Señor. El año sabático era uno de solemne reposo para los señores, esclavos, bestias de carga y de la tierra, y de libertad para los esclavos hebreos (Éxodo 23:10-11), (Levítico 25:3-7). El Jubileo, cada quincuagésimo año, siguiendo a las siete semanas de años, era un año consagrado cuya observancia incluía reuniones familiares, hipotecas canceladas y el retorno de tierras a sus dueños originales (Levítico 25:8-17).
( 6 ) Eras en el calendario de la Biblia constituyen todo el espacio de tiempo desde la creación del mundo hasta la consumación de las edades. Grandes eventos son marcas terminales. Estos picos de montaña de tiempo, en secuencia cronológica, son la creación, el diluvio, Abraham, éxodo, exilio y el nacimiento de Jesús. Consecuentemente, las eras pueden designarse antediluviana, posdiluviana, patriarcal, israelita, judía y cristiana. (comparar (Mateo 1:2-17), (Lucas 3:23-38).