Toda la Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en la virtud. De esta manera, el hombre de Dios estará bien formado y bien pertrechado para toda obra buena.
Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná, que no conocías ni habían conocido tus padres, para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre sino que vive también de cuanto sale de la boca de Yahveh.
Porque no es una palabra vana, sino que es vuestra vida, y por esta palabra prolongaréis vuestros días sobre la tierra que vais a poseer tan pronto como paséis el Jordán'.
Que el libro de esta ley no se aparte de tu boca; medita en él día y noche para que procures actuar conforme a todo lo que en él está escrito, y así prosperarás y tendrás éxito en tus empresas.
Por la opresión del pobre, por el llanto del débil, ahora me levanto -asegura el Señor-: pondré a salvo a todo el que es burlado.
A un extremo del cielo es su salida y, en su carrera, alcanza el otro extremo: de su calor no hay cosa que se esconda. La ley del Señor es apacible, reconforta el espíritu; sus testimonios son seguros, hacen sabio al ingenuo;
Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos.
Pero él contestó: 'Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan'.
Se seca la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.
En resumen, todo aquel que oye estas palabras mías y las pone en práctica se parecerá al hombre sensato que construyó su casa sobre la roca.
Pero él le contestó: 'Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios'.
Hijo mío, escucha mis palabras, presta oído a mis razones. No se aparten nunca de tus ojos, guárdalas en el fondo de tu corazón, porque son vida para quien las encuentra y salud para todo su cuerpo.
así es la palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hace lo que yo deseo y consigue aquello para lo que la envío.
Por mí mismo lo juro -de mi boca sale la verdad, una palabra que no se retracta-: ante mí se doblará toda rodilla, jurará toda lengua,
así dice Yahveh, tu redentor, el Santo de Israel: Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te enseña lo que te es provechoso, que te encamina por la senda que recorres.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será concedido.
Como la lluvia y la nieve descienden de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, y dan semilla al sembrador y pan al que come así es la palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hace lo que yo deseo y consigue aquello para lo que la envío.
La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza: enseñaos y amonestaos mutuamente con toda sabiduría; cantad en vuestros corazones a Dios, con gratitud, salmos, himnos y cánticos espirituales.
Luego Yahveh alargó su mano y, tocando mi boca, Yahveh me dijo: Mira que pongo mis palabras en tu boca.
Los caminos de Dios son intachables, los dichos del Señor acrisolados; es escudo para cuantos a él se acogen.
Por eso, así dice Yahveh el Dios Sebaot: por haber dicho tal cosa: yo haré de mis palabras fuego en tu boca, y este pueblo será la leña que aquél devorará.
¿No es como fuego mi palabra -oráculo de Yahveh-, y como martillo que tritura la piedra?
Simón Pedro le respondió: 'Señor, ¿a quién vamos a ir? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!
Diles pues: 'Así dice el Señor Yahveh: no se aplazará más ninguna de mis palabras; la palabra que yo diga, se cumplirá' -oráculo del Señor Yahveh'.
Le contestó el centurión: 'Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.
Pero yo os aseguro que de toda palabra dicha sin fundamento que hayan proferido los hombres tendrán que dar cuenta en el día del juicio. Porque tus palabras te justificarán y tus palabras te condenarán'.
Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Y mirad: yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos'.
y se quedaban atónitos de su manera de enseñar, porque su palabra estaba revestida de autoridad.
Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
De verdad os aseguro: quien escucha mi palabra y cree a aquel que me envió, tiene vida eterna y no va a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Es el espíritu el que da vida, la carne de nada sirve. Las palabras que yo os he dicho son espíritu y son vida.
Decía Jesús a los judíos que le habían creído: 'Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois verdaderamente discípulos míos: conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres'.
Mientras así oraban, retembló el lugar donde estaban reunidos y, llenos todos del Espíritu Santo, proclamaban con valentía la palabra de Dios.
La palabra de Dios se propagaba y el número de discípulos se multiplicaba extraordinariamente en Jerusalén, e incluso una gran multitud de sacerdotes abrazaban la fe.
Porque no me avergüenzo del evangelio, ya que es poder de Dios para salvar a todo el que cree: tanto, y en primer lugar, al judío, como también al griego.
¿Qué dice, pues? La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón; esto es, la palabra de la fe que proclamamos.
Ahora bien, todo lo que se escribió en el pasado, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que, por la constancia y por el consuelo que nos dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
De hecho, la palabra de la cruz es una necedad para los que están en vías de perdición; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios.
Mi palabra y mi predicación no consistían en hábiles discursos de sabiduría, sino en demostración de espíritu y de poder; para que vuestra fe no se basara no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.
y por el cual encontráis salvación, si es que conserváis la palabra que os anuncié; de lo contrario, de nada os sirvió haber creído.
Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.
Al contrario, hemos renunciado a los encubrimientos vergonzantes y no procedemos con astucia ni falseamos la palabra de Dios, sino que, por el contrario, mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos ante toda conciencia humana en la presencia de Dios.
En él también vosotros, después de haber oído la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación; en él también, después de haber creído, habéis sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
llevando levantada en alto la palabra de la vida. Esto me servirá de gloria en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano, ni en vano habré trabajado.
movidos por la esperanza de lo que os está reservado en el cielo y acerca de lo cual habéis sido informados en el mensaje de la verdad, del Evangelio,
Por eso precisamente damos sin cesar gracias a Dios; porque cuando acogisteis la palabra de Dios que nosotros os anunciábamos, no la acogisteis como palabra humana, sino -como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los creyentes.
Esfuérzate en presentarte ante Dios de forma que merezcas su aprobación como trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que expone rectamente la palabra de la verdad.
y de que desde niño conoces las Sagradas Escrituras, que tienen el poder de instruirte para la salvación por la fe en Cristo Jesús.
adherido firmemente a la palabra auténtica, conforme a la enseñanza recibida, para que así también él sea capaz de exhortar con una enseñanza saludable y refutar a los contrarios.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas,
Por la fe sabemos que los mundos y los tiempos fueron organizados por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible surgiera lo visible.
Acordaos de los dirigentes que os predicaron la palabra de Dios, reflexionad sobre el remate de su vida, imitad su fe.
Nos engendró por propia iniciativa, con palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de su creación.
Por lo cual, despojándoos de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con mansedumbre la palabra plantada en vosotros, que es la que puede salvaros.
Así también la lengua: es un miembro pequeño, pero puede alardear de grandes cosas. Ved cómo un fuego tan pequeño incendia un bosque tan grande. También la lengua es fuego, el universo de la iniquidad; la lengua es uno solo de nuestros miembros, pero contamina todo el cuerpo, inflama el engranaje de la existencia y es, a su vez, inflamada por la gehenna.
Habéis sido reengendrados no de una semilla corruptible, sino incorruptible, mediante la palabra viva y eterna de Dios. Porque: Todo mortal es hierba y toda su gracia como flor del campo. Se seca la hierba, se marchita la flor, pero la palabra del Señor permanece para siempre. Ésta es la buena nueva que os anunciaron.
Apeteced, como niños recién nacidos, la leche pura y verdadera, para crecer así hacia la salvación,
El que predica, hágalo como quien profiere palabras de Dios; el que ejerce un ministerio, como quien tiene poder otorgado por Dios. Y así, en todas las cosas será Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Nos confirma así la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo, habéis de saber que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, pues nunca fue proferida profecía alguna por voluntad humana, sino que los hombres hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu.
Al afirmar esto, ignoran deliberadamente que en otro tiempo hubo cielo y hubo tierra salida del agua que, en virtud de la palabra de Dios, tomó consistencia en medio del agua. Por ello, el mundo de entonces pereció en el diluvio. Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han palpado acerca de la Palabra de la vida -
Os escribo, hijos, porque habéis conocido al Padre. Os escribo, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os escribo, jóvenes, porque sois fuertes, la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno.
Y ésta es la plena confianza que tenemos en él: que si pedimos algo según su voluntad, nos oye. Y si sabemos que nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido.
Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y observan lo escrito en ella, pues el tiempo está cerca.
'Conozco tus obras. Mira que he dejado ante ti una puerta abierta que nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre.
Pero ellos lo han vencido por la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron, pues no amaron su vida tanto que rehuyeran la muerte.
Hijo mío, no olvides mis enseñanzas y guarda mis preceptos en tu corazón, porque largos días, años de vida y paz añadirán en tu haber.
Observa, hijo mío, el precepto de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre. Sujétalos siempre a tu corazón, tenlos atados en torno a tu cuello. Cuando camines, te guiarán; cuando descanses, velarán sobre ti; cuando despiertes, hablarán contigo;
Puse mis palabras en tu boca y a la sombra de mi mano te escondí para plantar los cielos, para fundar la tierra y decir a Sión: 'Eres mi pueblo'.
'En cuanto a mí, dice Yahveh, ésta es mi alianza con ellos: Mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia -dice Yahveh-, desde ahora y para siempre.'
Yahveh me dijo: 'Bien has visto; porque yo estoy velando por mi palabra para cumplirla'.
Lo sembrado en tierra buena representa al que oye la palabra, la entiende y da fruto, en unos al ciento por uno, en otros al sesenta o al treinta'.
Ellos luego fueron a predicar por todas partes, cooperando el Señor con ellos y confirmando su palabra con las señales que la acompañaban].
Jesús le contestó: 'Si uno me ama, guardará mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos a él para fijar morada en él.
Porque la palabra de Dios es viva y activa, y más tajante que una espada de dos filos: penetra hasta la división de alma y espíritu, de articulaciones y tuétanos, y discierne las intenciones y pensamientos del corazón.
Así que la fe viene de la escucha de la predicación, y esta predicación se hace en virtud de la palabra de Cristo.
Habéis sido reengendrados no de una semilla corruptible, sino incorruptible, mediante la palabra viva y eterna de Dios.
Por la palabra del Señor los cielos fueron hechos, por el soplo de su boca, sus ejércitos.
Aparecían tus palabras y yo las devoraba; tu palabra era mi gozo y la alegría de mi corazón, pues sobre mí se invocaba tu nombre, Yahveh, Dios Sebaot.
Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba al principio junto a Dios. Todo llegó a ser por medio de ella; y sin ella nada se hizo de cuanto fue hecho.
Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad.
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