Fuimos creados para adorar y alabar a Dios, y al hacerlo, también cosechamos beneficios. Un pasaje bíblico en Hechos 16:25-26 relata que, al medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios en la cárcel, y de repente, un gran terremoto sacudió las bases de la prisión, las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron. Este hecho ilustra el poder de la alabanza. Como creyentes, si comprendiéramos el impacto de la alabanza, cantaríamos al Señor todo el tiempo. No importa la condición de nuestra voz; el nombre de Jesús merece ser exaltado en todo momento. Al reconocer su grandeza y proclamar su poder, las puertas se abrirán y las cadenas serán rotas en nuestras vidas.
Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
Sálvanos, Jehová Dios nuestro, Y recógenos de entre las naciones, Para que alabemos tu santo nombre, Para que nos gloriemos en tus alabanzas.
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.
que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.