Los jefes de los sacerdotes y los Fariseos habían dado la orden de que cualquiera que supiera dónde estaba Jesús debía informarles para así poder arrestarlo.
Entonces el jefe de los sacerdotes y los Fariseos convocaron una reunión del Concilio Supremo. “¿Qué haremos?” preguntaban. “Este hombre está haciendo muchos milagros.
La razón por la que sus padres dijeron esto, es porque tenían miedo de lo que pudieran hacer los líderes judíos. Éstos ya habían anunciado que cualquiera que declarara que Jesús era el Mesías, sería expulsado de la sinagoga.