Aunque ustedes tengan miles de instructores cristianos, no tendrán muchos padres. Y fue en Cristo Jesús que yo me convertí en padre al compartir la buena noticia con ustedes.
Yo mismo, Pablo, los insto personalmente, por la bondad y la ternura de Cristo. El mismo Pablo que es “tímido” cuando está con ustedes, pero que es “osado” cuando no está allá.
Esto lo digo en caso de que algunos de Macedonia lleguen conmigo y ustedes no estén listos. Nosotros, – y sabemos que ustedes también – nos sentiríamos muy avergonzados de que este proyecto fracasara.
Esta carta la envío a Timoteo. Tú eres mi hijo por causa de tu fe en Dios. Recibe gracia, misericordia y paz de Dios el Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Esta carta va dirigida a Tito, mi verdadero hijo por medio de la fe en Dios que tenemos en común. Ten gracia y paz de Dios el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.