Como tenemos el mismo espíritu de confianza en Dios al que se refiere la Escritura cuando dice: “Creí en Dios, por tanto hablé”, nosotros también creemos en Dios y hablamos de él.
Esta carta viene de parte de Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, quien la envía a los que participan con nosotros de la preciosa fe en nuestro Dios y Salvador Jesucristo, el único que es verdaderamente justo y bueno.