Pero considero que mi vida no tiene ya valor para mí mismo. Solo quiero terminar mi misión y el ministerio que el Señor Jesús me dio de ser testigo de la buena noticia de la gracia de Dios.
Nosotros somos necios en Cristo, ¡pero ustedes son tan sabios en Cristo! ¡Nosotros somos los débiles, pero ustedes son tan fuertes! ¡Ustedes tienen la gloria, pero nosotros somos rechazados!
Como tenemos el mismo espíritu de confianza en Dios al que se refiere la Escritura cuando dice: “Creí en Dios, por tanto hablé”, nosotros también creemos en Dios y hablamos de él.