Ya es bastante que el disc pulo llegue a ser como su maestro, y el esclavo como su se or. Si al se or de la casa lo han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a los que viven con él!
Efesios 2:19 - Biblia Castilian 2003 As, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que compart s la ciudadan a del pueblo santo y sois de la familia de Dios, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, Biblia Nueva Traducción Viviente Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los santos; ustedes son de la casa de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Así pues ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos con los santos y miembros de la familia de Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que compartís la ciudadanía del pueblo santo y sois de la familia de Dios, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; |
Ya es bastante que el disc pulo llegue a ser como su maestro, y el esclavo como su se or. Si al se or de la casa lo han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a los que viven con él!
As pues, mientras tenemos oportunidad, practiquemos el bien para con todos, y sobre todo para con los que pertenecen a la familia de la fe.
estabais en aquel tiempo lejos de Cristo, privados de la ciudadan a de Israel y extra os a las alianzas de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.
a saber, que los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y part cipes de la misma promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio,
Pero nuestra patria está en el cielo, de donde aguardamos que venga un Salvador, el Se or Jesucristo,
Todos éstos murieron dentro de la fe, sin haber recibido las cosas prometidas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y confesando que eran extranjeros y forasteros sobre la tierra.
pues no tenemos aqu ciudad permanente, sino que vamos buscando la futura.
Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.
Ved qué gran amor nos ha dado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por eso no os conoce el mundo, porque no lo conoció a él.