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1 Pedro 2:11 - Biblia Castilian 2003

11 Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Queridos amigos, ya que son «extranjeros y residentes temporales», les advierto que se alejen de los deseos mundanos, que luchan contra el alma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y forasteros, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Amados, os ruego, como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.

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1 Pedro 2:11
35 Referans Kwoze  

Abrahán residió por mucho tiempo en el pa s de los filisteos.


'Soy un forastero que reside entre vosotros. Concededme una propiedad sepulcral en vuestra tierra para trasladar a mi difunta y sepultarla'.


Contestó Jacob al Faraón: 'Ciento treinta han sido los a os de mis andanzas. Pocos y malos han sido los d as de los a os de mi vida, y no han alcanzado los a os de la vida de las andanzas de mis padres'.


Emigrantes y extranjeros somos delante de ti, como lo fueron todos nuestros padres. Como sombra pasan nuestros d as sobre la tierra, y no hay esperanza.


Yo soy un peregrino por el mundo: no me ocultes tus preceptos.


Tus preceptos me son como cantares en la casa en que habito.


En pena de sus culpas castigas al humano, corroes, como la ti a, su belleza: el hombre es sólo un soplo. Selah


Si un hombre se acuesta con una mujer y tiene una eyaculación, ambos se ba arán y serán impuros hasta la tarde'.


'La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es m a, y vosotros sois para m forasteros y huéspedes que viv s conmigo.


Tened cuidado de vosotros mismos, no sea que vuestro corazón se embote por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y caiga de improviso sobre vosotros aquel d a


sino escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los dolos, de la fornicación, de lo estrangulado y de la sangre.


que os abstengáis de las carnes consagradas a los dolos, de la sangre, de lo estrangulado y de la fornicación. Guardándoos de estas cosas, obraréis rectamente. Conservaos bien'.


Por lo tanto, os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestras propias personas como v ctima viva, santa, agradable a Dios; sea éste vuestro culto espiritual.


pero percibo en mis miembros otra ley que está en guerra contra la ley de mi mente y que me esclaviza bajo la ley del pecado que habita en mis miembros.


Pues si viv s según la carne moriréis; pero si, por el Esp ritu, dais muerte a las malas acciones del cuerpo, viviréis.


Hacemos, pues, de embajadores en nombre de Cristo y es Dios el que por medio de nosotros os exhorta: 'En nombre de Cristo os lo pedimos: dejaos reconciliar con Dios'.


Siendo, pues, colaboradores suyos, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.


Teniendo, pues, la posesión de tales promesas, purifiquémonos de todo lo que pueda manchar la carne o el esp ritu y completemos nuestra santificación en el temor de Dios.


Los que son de Cristo [Jesús] han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.


As, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que compart s la ciudadan a del pueblo santo y sois de la familia de Dios,


As, pues, yo, prisionero por el Se or, os exhorto a conduciros de una manera digna de la vocación a la que fuisteis llamados,


Huye de las ambiciones juveniles. Practica la justicia, la fidelidad, el amor, la paz con los que invocan al Se or con corazón puro.


Todos éstos murieron dentro de la fe, sin haber recibido las cosas prometidas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y confesando que eran extranjeros y forasteros sobre la tierra.


Pero aunque hablamos de esta manera, en vuestro caso, queridos hermanos, confiamos en que vuestra situación sea mejor y cercana a la salvación.


¿De dónde vienen entre vosotros las guerras y de dónde las luchas? ¿No vienen precisamente de aqu, de vuestras pasiones, que hacen la guerra en vuestros miembros?


Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos que viven como peregrinos en la diáspora, en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos,


Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras, conduc os con temor en el tiempo de vuestra peregrinación,


Queridos hermanos, no os extra éis del incendio que se ha producido entre vosotros para vuestra prueba, como si os hubiera sucedido algo extra o.


para vivir el resto de sus d as no según las pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios.


Ésta es ya, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. Y en ambas procuro excitar en vosotros, con el recuerdo, una sincera inteligencia.


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