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Mateo 9:2 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

2 En ese momento, le trajeron a un paralítico acostado en una camilla y cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: – ¡Ten ánimo, hijo! Tus pecados te son perdonados.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Unos hombres le llevaron a un paralítico en una camilla. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo mío! Tus pecados son perdonados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: '¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y he aquí le trajeron un paralítico, echado en un catre, y viendo Jesús la fe° de ellos,° dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Entonces le presentaron un paralítico tendido en una camilla. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al paralítico: '¡Ánimo, hijo! Te quedan perdonados tus pecados'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y he aquí, le trajeron a un paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten ánimo, tus pecados te son perdonados.

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Mateo 9:2
32 Tagairtí Cros  

Pero enseguida Jesús les habló: – ¡Tranquilos, soy yo, no tengan miedo!


Su fama se extendió por toda Siria; y le trajeron todas las personas que tenían enfermedades: personas con problemas emocionales, endemoniados, personas con problemas psicológicos, paralíticos; y a todos los sanó.


Perdona nuestros pecados, así como debemos perdonar a los que nos han hecho daño.


Cuando Jesús escuchó estas palabras, se admiró y dijo a sus seguidores: – En verdad les digo, no he encontrado una persona en Israel que tenga tanta fe como este capitán.


Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; y Jesús expulsó a los espíritus con su palabra, y a todos los que estaban con algún tipo de mal, los sanó.


Mas Jesús dio la vuelta, vio a la mujer, y le dijo: – ¡Alégrate hija! Tu fe te ha sanado. La mujer fue sanada en aquel momento.


¿Qué es más fácil, decir “tus pecados te son perdonados”, o decir “levántate y anda”?


Quiero que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar los pecados sobre la tierra; Se volvió al paralítico y le dijo: – Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.


Cuando llegó la noche, luego de la puesta del sol, le llevaron a todos los enfermos y a los que estaban endemoniados;


Jesús se detuvo y dijo: – Llámenlo. Entonces llamaron al ciego, y le dijeron: – ¡Anímate, levántate, Jesús te llama!


Jesús le dijo: – Hija, tu fe te ha sanado, vete en paz y continúa libre de la enfermedad que has sufrido.


porque todos le vieron, y se asustaron mucho. Pero al instante, Jesús les habló, diciendo: – ¡Tranquilos, no tengan miedo, soy Yo!


Estas cosas les he enseñado con el propósito de que tengan paz a través de mí. En este mundo tendrán crisis, pero ¡anímense!, porque yo vencí al mundo.


no tenía necesidad de escuchar testimonio acerca de ellos, porque Él conocía profundamente lo que había en cada corazón.


Jesús dijo: – Muchachos, ¿ustedes no tienen algo de comer para que me den? Le respondieron: – No.


escuchando a Pablo; quien fijó sus ojos en él y se dio cuenta que este tenía fe para ser sanado,


a tal grado que a los enfermos les llevaban pañuelos y ropas que habían tocado el cuerpo de Pablo y las ponían sobre ellos y quedaban sanos de sus enfermedades, también los espíritus malignos salían de ellos.


A la noche siguiente el Señor se presentó a Pablo y le dijo: – ¡Ánimo! Así como testificaste de mí fielmente en Jerusalén, es necesario que lo hagas también en Roma.


Y no solo esto, ya que gracias a nuestro Señor Jesucristo, ahora que ya disfrutamos de la reconciliación, tenemos profunda felicidad y somos dignificados en Dios.


Pero si alguno dice: – Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras y yo te mostraré mi fe reflejada en las obras.


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