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Lucas 18:13 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

13 El cobrador de impuestos, en cambio, estaba en la parte de atrás, de pie, no quería ni siquiera alzar sus ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: “¡Oh Señor, ten misericordia de mí que soy pecador!”.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 »En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: 'Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero el publicano, a distancia, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 En cambio, el publicano se quedó a distancia y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! Ten misericordia de mí, que soy pecador'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

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Lucas 18:13
45 Tagairtí Cros  

Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el cobrador de impuestos, Santiago hijo de Alfeo y Tadeo;


Cuando oren no sean como los hipócritas, pues a ellos les gusta orar de pie, haciendo escándalo, tanto en las sinagogas como en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres y recibir elogios de que son personas espirituales; de cierto les digo, que ya han recibido su propia recompensa.


Vayan y aprendan lo que significa la cita del profeta Oseas: “Misericordia y compasión quiero y no tanto sacrificios y ritos religiosos”; Y Jesús continuó hablando: – No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores.


Cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenle, para que el Padre Celestial de ustedes, también perdone sus pecados.


Y entrando a un pueblo vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, quienes se pararon manteniendo el distanciamiento que se requería.


Él se apartó de ellos a cierta distancia, se puso de rodillas y oró:


Y todas las personas que estaban reunidas contemplando este espectáculo de ejecución, tras mirar lo sucedido, volvían a sus casas golpeándose el pecho en señal de lamentación.


Cuando Simón Pedro vivió esta experiencia, se arrodilló ante Jesús, diciendo: – ¡Apártate de mí, Señor, pues soy un pecador!


Cuando escucharon esto, se pusieron muy tristes y preocupados, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: – Hermanos, ¿qué debemos hacer?


en cambio, Dios nos demostró su amor sacrificial en que Cristo murió por nosotros aun cuando éramos pecadores.


Miren, la tristeza que ustedes vivieron fue transformadora y produjo notables cambios, también vivieron sentimientos encontrados: reaccionaron con mecanismos de defensa, indignación, temor, recuerdos de afectos, reivindicación; esta tristeza los hizo más reverentes, más humanos y todo esto los llevó a una restauración interna, y los condujo a una pureza de vida.


Palabra fiel y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús llegó al mundo para salvar a los pecadores yo siendo el principal de ellos.


Entonces, acerquémonos con confianza al trono de la gracia de Dios, para que recibamos misericordia, bondad y gracia para ayudarnos cuando lo necesitemos.


Yo les perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados”.


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