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Gálatas 3:16 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

16 ahora bien, las promesas que Dios le hizo a Abraham eran para él y para su descendiente. La Escritura no dice: “y a tus descendientes”, en plural, como refiriéndose a muchos, sino que usa el singular: “y a tu descendencia”, dando a entender uno solo, que es Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo. Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos», como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 En el caso de Abrahán, las promesas eran para él y para su descendencia. La Escritura no dice para los descendientes, como si hubiera varios, sino que habla en singular: para tu descendencia, y ésta es Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: Y a sus descendencias, como de muchas, sino como de una: Y a tu descendencia,° la cual es el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su posteridad. La Escritura no dice 'y a sus descendencias', como si fueran muchas; sino como si fuera una sola: Y a tu descendencia, es decir, a Cristo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, el cual es Cristo.

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Gálatas 3:16
28 Tagairtí Cros  

El libro que narra el origen de la familia de Jesucristo, descendiente de David y de Abraham.


cumpliendo la promesa hecha a nuestros antepasados, a través de Abraham, bendijo a su descendencia para siempre”.


ustedes son los hijos de los profetas y también son parte de la alianza que Dios hizo con sus antepasados, diciéndole a Abraham: “En tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra”.


así también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás.


En efecto, no fue mediante la ley como Abraham y su descendencia recibieron la promesa de que heredarían el mundo, sino mediante la justificación de la fe por identidad.


Por eso la promesa se hace válida por la fe, como un regalo, con el objetivo de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham. Esta promesa no es solo para los que viven bajo la ley, sino también para los que viven por la fe, así como Abraham, quien es el padre de todos nosotros.


a mis compatriotas israelitas, quienes son los hijos que Dios adoptó y les mostró su gloria cuando recibieron los pactos que hizo con su pueblo; Dios les dio la ley, les dio una liturgia, es decir, una manera de adorar, y les hizo promesas;


Así como el cuerpo es uno, pero tiene muchas partes, y todas esas partes forman un solo cuerpo. Lo mismo sucede con Cristo:


Todos ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es una parte de ese cuerpo.


¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.


Entonces, ¿para qué sirve la ley? La ley nació para proteger la libertad del pueblo, para mostrar las maldades que hace la gente contra la voluntad de Dios. Pero esa ley era válida hasta el momento en que llegara aquel descendiente que iba a recibir la promesa. Dios dio la ley por medio de los ángeles, y a través de un mediador.


Ya la Escritura habiendo previsto lo que pasaría: que por la fe, Dios justificaría a los que no son judíos, anunció de antemano la buena nueva a Abraham, cuando le dijo que a través de él todas las naciones serían bendecidas.


Este misterio es muy profundo, pero yo lo aplico, pensando en Cristo y en la iglesia.


estos religiosos realmente no están unidos a Cristo, quien es la cabeza que une todos los miembros y las articulaciones y fomenta el crecimiento que Dios desea para todo el cuerpo.


Ahora ya no importa ser griego o judío, circunciso o incircunciso, bárbaro o civilizado, esclavo o libre; lo que importa es que Cristo lo es todo y está en todos.


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