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Gálatas 3:17 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

17 Lo que estoy diciendo es que el pacto que Dios hizo con Abraham, fue oficial, ratificado por Dios mucho antes de que llegara la ley. Después de cuatrocientos treinta años llegó la ley. Por eso la ley no anula el pacto ni cambia la promesa de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde —cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Ahora digo lo siguiente: si Dios ha hecho un testamento en debida forma, la Ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no pudo anularlo ni dejar sin efecto la promesa de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y esto digo: La ley, creada cuatrocientos treinta años° después,° no abroga un pacto previamente ratificado por Dios° para invalidar la promesa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Pues bien, digo esto: un testamento debidamente otorgado por Dios, no lo puede anular una ley que apareció cuatrocientos treinta años después, hasta el punto de hacer ineficaz la promesa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y esto digo: El pacto antes confirmado por Dios en Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no le anula, para invalidar la promesa.

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Gálatas 3:17
39 Tagairtí Cros  

A través de Moisés fue dada la ley, pero a través de Jesucristo fue dada la gracia y la verdad.


Y Dios le dijo: “Tu descendencia será emigrante en tierra ajena, será esclavizada y maltratada por cuatrocientos años;


Dios lo ofreció como un sacrificio para obtener el perdón de pecados, el cual se recibe teniendo la fe por identidad a través de su sangre, así demostró su justicia, porque a causa de su paciencia había pasado por alto los pecados pasados;


Es cierto que algunos judíos no creyeron, pero ¿acaso la incredulidad de ellos anula la fidelidad de Dios?


Me refiero a que están tomando partido por una persona, y unos dicen: “Yo soy de Pablo”; otros afirman: “Yo soy de Apolos”; otros: “Yo soy de Pedro”; y otros: “Yo soy de Cristo”.


Pues Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a anunciar el Evangelio que transforma toda la existencia humana, y no con discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no pierda su poder y centralidad.


¿Qué quiero decir con esta comparación? No estoy diciendo que los sacrificios a los ídolos tienen algún valor ni que los ídolos mismos lo tengan,


Lo que quiero decir hermanos, es que el tiempo se está acabando; realmente no importará si están casados o no;


y todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando glorificamos a Dios, viviendo a Jesucristo, respondemos: “Amén” a todas las promesas.


Recuerden esto: el que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra generosamente, generosamente cosechará.


Hermanos, les daré un ejemplo: cuando se hace un pacto, aunque sea según las reglas humanas, si se firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada;


¿Está la ley en contra de las promesas de Dios? ¡Claro que no! Porque si la ley fue dada para proteger la libertad y dar vida, entonces realmente a través de la ley se establecería la justicia, pero en la realidad no se dio así;


Por eso les doy este consejo: vivan en el Espíritu y no practicarán los deseos de la carne.


Aquellos que tratan de ser justificados por la ley dejan de estar unidos a Cristo; han caído de la gracia.


En aquellos tiempos estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, ajenos a las promesas y a la alianza que Dios hizo con su pueblo, ustedes vivían en este mundo sin esperanza y sin Dios.


Les advierto, en el nombre del Señor, que no imiten a los que no conocen a Dios, pues ellos viven de acuerdo con sus maneras distorsionadas de pensar;


Todo esto les enseño para que nadie los engañe con discursos falsos que suenan convincentes.


Todas estas personas mantuvieron la fe toda la vida hasta que murieron. Ellos murieron sin recibir lo que Dios les prometió, pero vieron lo prometido a lo lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como extranjeros.


La ley anterior se invalidó por ser inútil e ineficaz.


Ya Dios había decidido antes de la fundación del mundo que Jesucristo se iba a manifestar al final de los tiempos por causa de ustedes.


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