Gálatas 2:2 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia2 fui por una revelación y con el propósito de aclarar la situación, les expliqué el Evangelio que anuncio entre los que no son judíos; lo hice en privado, pues tuve mucho cuidado de no cometer ningún error, ya que no quería que todo mi esfuerzo pasado y presente fuera en vano. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 19602 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente2 Fui a Jerusalén, porque Dios me reveló que debía hacerlo. Durante mi tiempo allí, me reuní en privado con los que eran reconocidos como los dirigentes de la iglesia y les presenté el mensaje que predico a los gentiles. Quería asegurarme de que estábamos de acuerdo, porque temía que todos mis esfuerzos hubieran sido inútiles y que estaba corriendo la carrera en vano. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)2 Siguiendo una revelación, fui para exponerles el evangelio que anuncio a los paganos. Me entrevisté con los dirigentes en una reunión privada, no sea que estuviese haciendo o hubiera hecho un trabajo que no sirve. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion2 Y subí según una revelación, y les expuse el evangelio que proclamo entre los gentiles, pero lo hice en privado, a los de reputación,° para cerciorarme de que no corría o había corrido en vano; Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 19752 Subí, movido por una revelación, y les referí el Evangelio que proclamo entre los gentiles -pero en privado, y a los más calificados-, por si corría o había corrido en vano. Féach an chaibidilBiblia Reina Valera Gómez (2023)2 Y subí por revelación, y les comuniqué el evangelio que predico entre los gentiles, pero en particular a los que tenían cierta reputación, para no correr, o haber corrido en vano. Féach an chaibidil |
Ni siquiera los que eran reconocidos como líderes, y nos habían escuchado, dijeron nada, más bien respetaron lo que estábamos haciendo, y si no nos hubieran respetado, me da igual, pues no me interesa si eran reconocidos o no, porque Dios no juzga por las apariencias o títulos, para Él todos son iguales.
Santiago, Pedro y Juan, que eran columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me dio la gracia, junto con Bernabé para llevar la predicación a los gentiles, mientras ellos seguirían alcanzando a los judíos, así que nos dieron la mano en señal de compañerismo, y mantuvimos una muy buena relación con los apóstoles.
Por tanto, ¡todas estas grandes personas que fueron pioneras en la fe, iluminando el camino, están a nuestro alrededor como testigos! Por eso, debemos dejar de lado cualquier cosa que nos impida avanzar, en especial el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia, paciencia y disciplina, así que corramos sin desistir la carrera que tenemos por delante.